
Se ha anunciado que su futura administración va a repartir alrededor de 2 millones de premios de 20.000 euros cada uno sin jugar siquiera. Dicen que es un ejemplo de la nueva política de esta extraña izquierda que dice "sumar" cuando lo que realmente hace es restar, dividir y multiplicar. No sabemos si la titular se atreverá o no a seguir adelante con esta extravagante propuesta que pretende, aparentemente, conseguir un máximo de voto entre los jóvenes y "jóvenas" que cumplan 18 años desde 2023 a 2026 y siguientes.
Lamentablemente, como las elecciones están previstas para finales de este año, sólo podrá cosechar como mucho y aproximadamente la cuarta parte de esta cantidad que son los jóvenes que pueden votarla por ser mayores de edad en el momento electoral. Los demás agraciados por su medida sólo podrán esperar a las siguientes elecciones para rendirse a su maravillosa lotería.
Me he entretenido en contarlos. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística de 2022 (es la máxima precisión conseguible), en 2023, cumplirán 18 años los que hoy tienen 17, que son 494.543. En 2024, serán los 495.345 que hoy tienen 16 los que lo cumplan. A ellos habrá que añadir 506.463 que tienen ahora 15 años y cumplirán 18 en 2025 y para 2026, habrá que sumar otros 507.958 que tienen ahora 14 años. Eso hace un total de 2.004.309 jóvenes agraciados por el mero hecho de cumplir 18 años.
¿Y a cuánto asciende la suma de estos premios para los próximos cuatro años? Si se cumple la promesa en fecha, asunto turbio porque ya se sabe cómo incumplen impunemente los políticos a derecha e izquierda lo que propagan en tiempo electoral, serán 9.890.860.000 de euros para 2024; 9.908.900.000 euros para 2025. 10.129.260.000 en 2026 cerrando la jugada en 2027 con otros 10.159.160.000 euros. En total, más de 40.000 millones de euros en cuatro años de legislatura, en concreto 40.090.184.309 euros, casi la mitad del gasto anual en sanidad de toda España y casi cuatro veces el presupuesto anual de Defensa.
Estoy suponiendo que llamándose al premio "herencia universal" –nombre falso porque sólo "heredan" los que cumplen 18 a partir de este año y ni siquiera lo heredan sino que lo reciben sin más—, lo recibirán todos los jóvenes que, de 2024 en adelante, cumplan 18 años. En realidad, uno de sus inventores, el economista Thomas Piketty en su libro Viva el socialismo la llama mejormente "dotación de capital universal", que en el caso español no dota a toda la población sino sólo a los que cumplen 18 años cuando el gobierno de la lotera milagrosa llegue a gobernar
No me preocupa en este momento quién va a pagar esos 40.000 millones de euros. Según ya se ha adelantado, será un impuesto especial y permanente sobre las "rentas altas" sin que se haya precisado qué es una renta alta. Algunos aluden al impuesto sobre las "grandes fortunas" sin que se sepa tampoco qué fortunas entran en el adjetivo que las califica.
Lo que quiero en estas líneas es mostrar cómo medidas como esta no suman sino que restan oportunidades a los más, o los dividen caprichosamente o multiplican sin más el coste que la política tiene para la inmensa mayoría de ciudadanos y su encabritamiento consecuente.
Empecemos por la sustracción, que eso es la resta. ¿Y los que ya hayan cumplido 18 años en 2023, 2022 y anteriores? A estos no se les podrá premiar con la "herencia" de 20.000 euros. ¿O es que el testamento de la lotera mágica se aplicará con carácter retroactivo a todos aquellos que alguna vez hayan cumplido 18 años, que somos todos los que estamos vivos y tenemos más o muchos más años? Es decir, que de lo "universal" habrá que restar a toda la población española mayor de 18 años que somos muchos millones. O sea, que lo de gobernar con equidad e igualdad de oportunidades, no se cumplirá. Es más, ¿por qué darle 20.000 euros a un dieciochoañero hijo de familia rica y no a un treintañero en el paro, con hijos y sin vivienda o a una viuda con baja pensión o…? Ya ven cómo se resta y de qué modo.
Por ello, se divide antidemocrática y antirracionalmente a los ciudadanos españoles en función de la edad sin más consideración. En el nuevo social-comunismo, ya no es la pobreza ni la ley el criterio fundamental para igualar. Ahora no es la igualdad sino la "igual-dá", esto es el capricho y la arbitrariedad de la lotera, lo que rige la manera de confeccionar programas electorales para conseguir un puñado de votos a los que habrá que restar los sufragios de los perjudicados y dividir por el coeficiente de los ofendidos.
Por ello, más que sumar lo que consigue esta lotera fraudulenta que da premios a quien le interesa, es multiplicar el cabreo universal. Además de los ya indignados por exclusión, añádase ahora a los que tendrán que pagar el numerito de los bienaventurados que podrán invertir en una startup, pagarse unos estudios o fundirse la herencia en maquinitas, viajando con la pareja a un paraíso temporal o dilapidando el "capital" en cosas peores. Nadie sabe si habrá exigencias para aceptar el "gordito" de esta lotera social-comunissta
El tema no se agota, pero la administración de Yolandita parecerá el reino de Pipiripao; ella, la princesa de la Media Almendra, y los que se fuguen con los décimos, gobernadores de la ínsula Maravillosa. Palabras de los hermanos Álvarez Quintero.
