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Jesús Fernández Úbeda

Denunciar que 44 candidatos de Bildu son terroristas de ETA es de frustrados

Volvió al Congreso –la localización es importante– el Sánchez de la jeta de hormigón que se mueve por la cámara baja como un niño en Disneylandia.

Volvió al Congreso –la localización es importante– el Sánchez de la jeta de hormigón que se mueve por la cámara baja como un niño en Disneylandia.
Sánchez, Calviño y Díaz, durante la última sesión de control antes de la campaña de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M. | EFE

Mientras Sánchez y Gamarra careaban durante la sesión de control al Gobierno de este miércoles, me acordaba de aquella escena de No me chilles, que no te veo en la que el personaje que interpretaba Richard Pryor, que hacía de ciego, se enfrentaba, pistola en mano, con el villano de la película, también invidente y armado con una pipa. El presidente y la portavoz parlamentaria del principal partido de la oposición dispararon, sí, pero a ciegas, sin puntería. El combate fue nulo. Y eso benefició al líder del Ejecutivo, que, ileso, se dio el piro del hemiciclo en cuanto respondió, con la humanidad de una máquina dispensadora, a la pregunta de Aitor Esteban.

Dio la sensación de que volvió al Congreso –la localización es importante– no el Sánchez killer, pero sí el Sánchez de adamantium, el de la jeta de hormigón que se mueve por la cámara baja como un niño en un parque de atracciones. Neutralizó a sus interlocutoras repartiendo carnés de frustración. Que sí, que CIS tezanero al margen, las encuestas dicen lo que dicen, pero es que, según el firmante de Manual de resistencia, el PP se cuece en vinagre porque España va como un tiro, y Cs, porque tiene menos vida que un efemeróptero.

Cuca Gamarra le preguntó si el Gobierno sabe resolver los problemas de los españoles, y Sánchez celebró el diálogo social, alabó a Garamendi, que de nuevo mola, se acordó de la reforma laboral, etcétera, etcétera. La pepera le reprochó que "sus reformas han beneficiado a sus socios", como "los corruptos, los okupas, los golpistas indultados", y le recordó que por su caja pasa EH Bildu, "que se presenta a las elecciones con 44 terroristas". El presidente, ya digo, se refirió a la supuesta frustración del PP y concluyó aventurándoles un futuro electoral turbio: "Ustedes solamente proponen derogar, pero se equivocan: los ciudadanos, cuando se trata de avanzar o de retroceder, siempre han elegido avanzar".

Inés Arrimadas preguntó a Sánchez por qué el Gobierno "protege más al okupa" que a las familias que están trituradas económicamente. Tras mencionar el indulto a los sediciosos o el acercamiento de terroristas al País Vasco, añadió: "Trata peor a un partido de la oposición como el nuestro que a un partido como Bildu, que tiene a 44 condenados por terrorismo, siete de ellos, con delitos de sangre". Respuesta del doctor Chapas: "Entiendo de verdad su frustración". Y hasta luego, Lucas.

Después, el alcaldable Rufián exigió a Calviño, tomen nota, "topar precios de los alimentos más básicos, gravar beneficios y gravar grandes fortunas", "crear una nueva ley hipotecaria" e "igualar los salarios realmente al coste de la vida". El portavoz de ERC parafraseó a Vox, partido que decía de sí mismo que no era "de extrema derecha, sino de extrema necesidad": "Y estas no son medidas de extrema izquierda: son medidas de extrema necesidad". La vicepresidenta primera se lo ventiló expresando su "total total desacuerdo con las recomendaciones que usted hace". "Recomendaciones". Ya.

Inés Cañizares es una de las pocas personas que consiguen que Yolanda Díaz no hable como Ralph Wiggum, el hijo del policía de Los Simpson. ¿Mérito o demérito? Escoja el lector. La portavoz de Vox preguntó a la ministra de Trabajo contra quién se manifestó el Primero de Mayo: "Usted se va de mani y se deja la casa sin barrer". Pareció que, mientras leía su pregunta, se pasó de frenada con la lectura y continuó con la propia réplica del tirón. La vicepresidenta segunda la machacó mitinera y populista, pero también efectiva y firme: "Jamás van a llegar al Gobierno de España. Sí, señoría, vamos a seguir gobernando para los trabajadores de este país y vamos a seguir festejando el Primero de Mayo". A ver en qué queda la profecía.

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