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Agapito Maestre

¡Pocas sorpresas y alguna perplejidad!

O Feijóo aborda con resolución sus posibles pactos con Abascal o, por el contrario, sigue jugando a buscarse los apoyos del cínico y separatista PNV.

O Feijóo aborda con resolución sus posibles pactos con Abascal o, por el contrario, sigue jugando a buscarse los apoyos del cínico y separatista PNV.
Isabel Díaz Ayuso y Alberto Núñez Feijóo durante el mitin que el partido ofreció este sábado en Getafe. | EFE

Escribo a las cuatro de la tarde del día 28 de mayo. No lo digo para pedir excusas por mis posibles errores de predicción, sino para levantar acta de una contradicción entre un deseo de liberación de las cadenas del sanchismo (una mescolanza horrible de mala fe y odio a la nación, o sea, resentimiento y odio a todo lo excelente) y la posible llegada de la vulgaridad burocrática. Sí, todos nos movemos entre la ilusión democrática de un nuevo comienzo o aguantar la trivialidad de unas oligarquías políticas sin discurso y sin cuajo moral. También lo obvio es menester recordarlo. A partir de hoy lo decisivo, echar a Sánchez de La Moncloa, ha empezado ya a jugarse en serio. Quizá todo el asunto dependa de unos millares de votos. Quizá decidan las trampas del voto por correo. Quizá la insignificancia administrativa de los actores políticos siga siendo la nota dominante. Así es la indeterminación democrática.

Aunque después de estas elecciones, ya podemos prever algunas cosas relevantes para las próximas generales. Mas mi pronóstico para esta noche es sencillo: Sánchez sufrirá una gran derrota, pero el PSOE resistirá en pie como los paquidermos muertos. Feijóo crecerá y el PP alcanzará triunfos apoteóticos, como el de la Comunidad de Madrid, y agónicos, como el de alguna otra Comunidad Autónoma. Puede que Vox se consolide como la tercera fuerza política y, en algunos casos, sea la llave de la gobernabilidad de municipios y comunidades autónomas. Los partidos amebas (Podemos y otros de semejante jaez…) quedarán al borde de la insignificancia, pero aún les quedará un poco de combustible para gastarlo en movidas callejeras… Más Madrid y algunas otras formaciones localistas darán qué hablar en sus respectivas comunidades y quizá provoquen sorpresas…

Lo fundamental es que Sánchez salga perdedor, porque convirtió la campaña electoral en un plebiscito sobre su persona. Pero no se irá… En su favor dirá que muchos de sus partidarios han conseguido sacar adelante candidaturas socialistas dudosas e impresentables, y, además, añadirá que no deben confundirse unas elecciones municipales y autonómicas con las generales. Infectarán a partir de mañana a la población con la "doctrina" del CIS de Tezanos, o sea, las mentiras de este instituto se extenderá por todas partes: las elecciones del 28-M no marcan tendencia sobre quién será el próximo presidente del Gobierno; los ciudadanos distinguen muy bien, según esa patraña, entre los ámbitos electorales municipales y nacionales. Falso. Todas las elecciones son diferentes, pero sus vínculos y relaciones son evidentes; y cuando no lo son, es menester buscarlos. Es una parte importante del arte de la política y, sobre todo, del análisis político.

¿Cómo no van a ser relevantes los resultados de unas elecciones que han convocado a las urnas a 35.539.083 de españoles, el número más alto en toda la etapa democrática, y con cerca de 1,8 millones de nuevos electores frente a las elecciones municipales de 2019? La respuesta es evidente. Quizá en número de votos las diferencias entre PSOE y PP no sean significativas, pero es obvio que sí lo son en la importancia de los ayuntamientos y las comunidades autónomas que han conquistado los partidos clásicos de nuestro sistema político. La derrota del PSOE en Madrid capital y en la Comunidad Madrid, por poner un ejemplo, será terrible. En todo caso, las extrapolaciones de los resultados electorales del 28-M a otros comicios son no sólo legítimas sino más necesarias que nunca, entre otros motivos, porque las diferencias de votos entre los dos grandes partidos no son tan pequeñas como habían previsto las encuestas. Es menester que todos los líderes saquen conclusiones cuanto antes de estas elecciones, porque seis meses pasan rápido. Los resultados del 28-M son más que un test sobre la situación del país. Marcan, sin duda alguna, una tendencia. Obvio que no es una ecuación exacta que el partido vencedor en los ayuntamientos llegue a La Moncloa, pero condiciona todas las políticas venideras.

Dos importante avisos se derivan de estas elecciones para los líderes nacionales. El primero está dirigido a Sánchez. Para algunos barones socialistas su fracaso es tan estrepitoso que ya han abierto un debate sobre su sucesión al frente del PSOE. Sánchez intentará parar el golpe haciendo una remodelación del gobierno de coalición PSOE-Podemos. Será inútil. El problema es más profundo. Sánchez ya no tiene tiempo para distanciarse de sus aliados separatistas, Bildu, comunistas y Podemos.

La segunda advertencia se refiere al presidente del PP: ¿se conformará Feijóo con estos resultados para seguir manteniendo un perfil bajo, o sea esperar a que el PIB y, más tarde, la entera economía caiga, y Vox se desgaste, para ganar las elecciones generales? O, por el contrario, debería tomarse muy en serio la construcción de un discurso político que enfrente los bodrios ideológicos del gobierno Frankstein Si opta por la vía genuinamente política, entonces no tendrá más remedio que definir su estrategia con VOX. O Feijóo aborda con resolución sus posibles pactos con Abascal o, por el contrario, sigue jugando a buscarse los apoyos del cínico y separatista PNV. Eso no sería una vía política sino más de lo mismo, gestión, economía, y dejarle a los separatistas todo el campo libre. Él sabrá lo que hace; pero la demora en sus decisiones corre en su contra; no le arriendo la ganancia a su tancredismo, porque el nuevo triunfo de Ayuso en Madrid, sin duda alguna, vuelve a convertirla en una candidata ideal para las bases del PP.

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