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Miguel del Pino

Parques eólicos marinos y su peligro para las aves y la pesca

El peligro para las aves se basa en el solapado de las Zepas, que las protegen, y las Zaper, que las amenazan.

El peligro para las aves se basa en el solapado de las Zepas, que las protegen, y las Zaper, que las amenazan.
Molinos en el mar | Alamy

Recientemente nos hacíamos eco de una noticia muy alarmante desde el punto de vista de la protección de numerosas especies de aves de nuestra fauna. Esta era la aprobación ministerial que nos alarmaba:

"El Consejo de Ministros acaba de aprobar un plan de ordenación de las zonas marinas de especial importancia para el aprovechamiento eólico. Para ello identifica y delimita unos 5.000 kilómetros cuadrados de espacios marinos de alto potencial para la instalación de parques de Molinos".

Comentábamos entonces los riesgos que implicaba este plan de ordenación y reclamábamos a las organizaciones ecologistas que se opusieran a las formas de gobierno por decreto, derivadas de la supresión de obligatoriedad de los Estudios de Impacto Ambiental hasta entonces imprescindibles para aprobar proyectos de este tipo, y ahora suprimidos siempre que se realicen a favor de la "lucha contra el cambio climático".

El corredor eólico Atlántico

Recordemos que la región costera y la plataforma marina del Noroeste español, y muy especialmente de Galicia y Asturias, están batidas por vientos que las hacen muy apetecibles para las empresas constructoras de parques eólicos. En estos momentos hay proyectos para levantar plataformas de 400 generadores con potencia de 6.000 megavatios en su conjunto.

Las instalaciones de grandes parques de molinos eólicos no afectan sólo a las zonas costeras ya que muchos de ellos, dotados de tecnología flotante, están situados en la zona marina de la plataforma continental. No sólo resultan afectadas numerosas especies de aves, sino también la pesca costera, y por tanto los intereses de unos pescadores que desde el primer momento se mostraron indignados.

Desde el punto de vista del MITECO, organismo que engloba a ese Ministerio de Transición Ecológica, el corredor atlántico constituye una ZAPER, o "Zona de especial importancia para el aprovechamiento eólico", pero al propio tiempo, buena parte de estos terrenos y muchas zonas limítrofes forman parte de ZEPAS que quiere decir "Zonas de especial protección para las aves". ¿Cómo se compadecen estos conceptos, industrial y ornitológico respectivamente?

"Zaper" contra "Zepas"

Estos y otros muchos conflictos se ordenaban antes del barrido ideológico socialista mediante la elaboración de los llamados Estudios de Impacto Ambiental; el contenido de tales estudios abarcaba puntos muy diversos que trataban de ser lo más objetivos posible, y conducían a las declaraciones de positivo, positivo con necesidad de correcciones o negativo. Todo esto se obvia en la actualidad siempre que el objetivo de tales trabajos tenga que ver con la lucha contra el llamado "cambio climático".

Los proyectos de instalación de grandes parques eólicos en pleno Corredor Atlántico serían objeto de importantes correcciones si continuara la anterior legislación. Habría que poner en consideración los intereses pesqueros, pero también los de supervivencia de algunas especies de aves, poco conocidas por el público en general, como las pardelas, paíños, charranes, álcidos, gaviotas, alcatraces, págalos y pardelas, entre ellas la cenicienta en grave peligro de extinción.

El peligro para las aves se basa en el solapado de las Zepas, que las protegen, y las Zaper, que las amenazan. Es cierto que no todas las zonas del corredor son Zepas, pero si una parte de ellas y las áreas limítrofes. En definitiva, nos encontramos una vez más ante una situación de conflicto de intereses entre una de las fuentes de energías consideradas más "limpias" para el ecologismo y los intereses pesqueros y ornitológicos.

Cuando recientemente el Corredor Atlántico fue declarado Zaper, los primeros indignados fueron los biólogos marinos y los pescadores, mientras la Sociedad Española de Ornitología, tremendamente implicada a favor de la lucha contra el Cambio Climático no terminaba por implicarse. Ahora lo hace, y creemos que es una excelente noticia.

Pide la SEO algo tan lógico como la vuelta a los viejos Estudios de Impacto Ambiental; muy complicado nos parece sin cambios previos que impliquen el relevo de los actuales políticos ecológicamente fanáticos.

La Sociedad Española de Ornitología debe considerar e incluir en sus protestas el hecho de que las aves marinas no son las únicas amenazadas por la coincidencia de los espacios Zaper con las Zepas. Las recientes noticias referentes a la muerte de rapaces como la de un águila perdicera, que denuncia en su último número la revista Quercus, avisan de que el peligro se extiende también sobre las especies migratorias que dos veces al año transitan por estos territorios.

Sean en fin bienvenidas al sentido común las organizaciones ecologistas que reclamen la vuelta a la obligatoriedad de los estudios de impacto ambiental, parcialmente demolidos por la transición ecológica hacia la ruina.

Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales.

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