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David Vinuesa

Judas también aplaudiría a Jorge Vilda y Luis de la Fuente

Ambos han pasado de aplaudir a Rubiales el viernes a venderle ante la opinión pública un día después.

Ambos han pasado de aplaudir a Rubiales el viernes a venderle ante la opinión pública un día después.
Judas también aplaudiría a Jorge Vilda y Luis De la Fuente | Libertad Digital

No soy ni mucho menos defensor de Luis Rubiales. Ni ahora ni nunca. El tema del "piquito" es dantesco, al igual que su tocada de genitales cual ‘mandril’ al lado de la Reina y la Infanta, pero eso es solo la parte visible de un iceberg que tiene dentro y fuera del agua decenas de escándalos que arrancaron con la destitución de Lopetegui pasando por el negocio que se marcó con la Supercopa Rubipiquiana, sus mensajes filtrados o la ausencia de acciones en el caso Negreira. Rubiales no debería haberle dado ese "piquito" a Jenni Hermoso, porque este señor, si se le puede llamar así, debería estar fuera desde hace mucho tiempo. ¿Quién le dejó seguir ahí? Los que ahora piden su cabeza.

Pese a todo y destacando que su discurso a lo Lobo de Wall Street de Hacendado es posiblemente lo que más vergüenza ajena me haya dado en toda mi carrera como periodista, las consecuencias de dicho show están siendo igual de dantescas que el mismo. Rubiales es lo que es, pero, ¿qué clase de persona puede aplaudirle en pie el viernes para solo un día después huir como hacían las ratas en el Titanic? La respuesta es evidente y no hace falta un comunicado para saberla: la clase de persona que están demostrando ser Jorge Vilda y Luis De la Fuente.

Me decepciona mucho en el caso de De la Fuente porque tuvimos la oportunidad de entrevistarle en el podcast Dentro del Vestuario de esRadio y en otras ocasiones en esta casa y su comportamiento fue ejemplar. No tengo ningún reparo en decir que siempre que le hemos escrito nos ha respondido. De hecho, yo mismo le mandé un mensaje de apoyo y felicitación cuando se hizo con el cargo de seleccionador. Pero no puedo defender sus últimos actos. Vilda, ídem. El viernes ahí estaban los dos, muy cerca de portar banderitas con la cara de Rubiales, para, desde la primera fila, aplaudir a su presidente y después ponerse en pie al final del discurso. Cerca estuvieron de golpearse el pecho como en la escena antes mencionada de DiCaprio.

Fueron Vilda y De la Fuente los que estuvieron ahí con Rubi. Imagino que nadie les puso una pistola en la cabeza para sentarse al frente del auditorio ni tampoco para romperse las manos a aplaudir. Eso sí, cuando a Rubiales le han cercado desde todos los frentes... hasta luego amigo Rubi, nosotros nos vamos porque si todo el mundo se tira por un puente, nosotros, ausentes de personalidad, también. Si ellos aplaudieron a Rubiales el viernes, no me cabe ninguna duda de que, metafóricamente hablando, Judas podría hacer lo propio con ellos en muestra de su orgullo ante tal traición. Aquí no se paga en monedas de plata, pero sí en perdón público vía redes sociales.

Un perdón que, por cierto, no ha llegado ni por asomo. Si ya sumas un ridículo mayúsculo pasando de aplaudir a traicionar en poco más de 24 horas, ahora han sumado un error más creyendo que recoger cable les iba a ayudar de cara a la opinión pública. Ha sido peor el remedio que la enfermedad, porque ellos mismos se han desenmascarado delante de todo el mundo. ¿Qué se encontraron las ratas del Titanic al huir del barco? El agua helada, como el resto.

"Estos son mis principios pero, si no le gustan, tengo otros", como se suele decir. Estos son mis aplausos, pero si no le gustan los cambio en un comunicado. IscaVilda incluso ha subido más la apuesta ya que aparte de traicionar a Rubiales se ha marcado una recogida de cable sin terminar de hacerlo del todo. ¿Por qué? Porque terminar el trabajo supondría dimitir y en este país nadie hace eso. Lo de Rubiales estuvo mal, pero yo no dimito. Hombre Jorge, no sé, si quieres te aplaudimos a ti por esto.

Quedan muchos capítulos de este culebrón con Rubiales y seguramente nos queden por ver, desde todos los ámbitos, ridículos constantes y ‘postureos’ ridículos. Aquí estaremos para contarlo, igual que hicimos cuando Rubiales tuvo otros escándalos. Lo que no haremos es cambiar de principios. Para eso ya están otros.

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