Menú
Pedro de Tena

Los diputados y su conciencia: ¿todo está escrito?

¿No habrá siquiera un grupo de socialistas en toda España que decidan impedir que Pedro Sánchez consume su deslealtad hacia la nación?

¿No habrá siquiera un grupo de socialistas en toda España que decidan impedir que Pedro Sánchez consume su deslealtad hacia la nación?
Pedro Sánchez. | EFE

Muchos ya han sentenciado que el futuro de España está decidido y que Pedro Sánchez logrará la mayoría necesaria para imponer su nuevo gobierno "monstruoso" pagando a los enemigos de la nación con las 30 monedas del asesinato de la Constitución de 1978 y su voluntad de reconciliación. Es decir, que la sesión de investidura que comenzará el próximo martes 26 está predeterminada por la disciplina interna de los partidos según la cual el candidato Alberto Núñez Feijóo contará con los votos anunciados del PP, Vox, Coalición Canaria y UPN, 172. O sea, que, si nada falla, le faltarán 4 para lograr la mayoría necesaria en la primera y la segunda votación.

Por tanto, y de manera inevitable, Pedro Sánchez tendrá asegurada, en la sesión de investidura de la que dispondrá tras el fracaso predicho de la de Feijóo, la mayoría absoluta necesaria con los 178 votos de su popurrí social-comunista-separatista a cambio de traiciones y humillaciones que han escandalizado incluso a los primeros espadas del PSOE que llegó al gobierno en 1982. Pero, claro, toda la conjetura se fundamenta en que ninguno de los diputados españoles que voten en tales plenos del Congreso votará "en conciencia", sino que todos ejercerán un voto "de obediencia" dictado por las cúpulas de sus formaciones políticas, algo que es inmoral e inconstitucional porque sustituye la soberanía nacional por la soberanía de los partidos y porque consagra el mandato imperativo que la Constitución prohíbe expresamente en su artículo 67.

La pregunta es: Desechando que la conciencia individual tenga relevancia alguna en comunistas y separatistas, ¿no habrá siquiera un grupo de socialistas en toda España que decidan, por razones de conciencia moral y responsabilidad política, impedir que Pedro Sánchez consume su deslealtad hacia la nación, la Constitución e incluso hacia el propio partido que dirige de una forma autocrática (la expulsión de Nicolás Redondo ha sido la gota que ha colmado el vaso de muchos), apostando ahora por opciones que condenó él mismo hace bien poco tiempo y que colisionan contra la dignidad democrática nacional?

Verán. En Andalucía, los socialistas cuentan con 21 diputados. En Aragón, con 4. En Asturias, con 2. En las Islas Baleares, disponen de 3. Hay 6 diputados socialistas canarios. En Cantabria, tienen 2. 8 en Castilla la Mancha. 12 en Castilla León. 19, nada menos, en Cataluña. En la Comunidad Valenciana, hay 11 diputados socialistas. 5 suman en el País Vasco y 4 en Extremadura. En Galicia, son 7; 10 en Madrid; 3 en Murcia; 2 en Navarra y en la Rioja tienen 2. Total: 121 congresistas, que tienen nombre y apellidos, tendrán la responsabilidad de decidir con su voto si España entra o no en una suicida crisis constitucional y política y si su propio partido se encamina o no hacia la debacle de la que ya hay indicios evidentes.

De todos ellos, sólo hace falta que un grupo pequeño decida votar en conciencia, como establece la Constitución. Disponen de cuatro oportunidades. Con que cuatro socialistas voten a favor de Feijóo en la primera votación de investidura, el daño será evitado bien por un nuevo gobierno, aunque sólo tuviera como duración la precisa para la convocatoria electoral inmediata que despeje la situación. En la segunda, la abstención de siete socialistas tendría el mismo efecto.

Si se desea impedir tanto el gobierno de Feijóo como un gobierno devastador de Pedro Sánchez, bastaría con que, en la previsible segunda sesión de investidura, un grupo pequeño de socialistas con un mínimo de 7 miembros, se abstuviera haciendo imposible la nueva, y probablemente más dañina, edición del gobierno de un Pedro Sánchez entregado a la disgregación y la desigualdad nacionales. Ello forzaría la disolución de las Cortes y la convocatoria de nuevas elecciones para el mes de enero.

Como ha escrito el expresidente del Parlamento, el socialista José Bono, "la realidad es que quien contradice a sus jefes está condenado a no repetir en el escaño. Hoy día, los diputados obedecen o se van", norma no escrita que se cumple en todos los partidos. Por tanto, los socialistas que se atrevan a votar en conciencia contra este despropósito, ya saben lo que les espera mientras Pedro Sánchez sea secretario general, pero eso podría durar muy poco si, dado el desconcierto de la base socialista y la división de sus dirigentes, todo termina con una derrota electoral que tenga como efecto el fin del autócrata y la refundación del socialismo español.

La Constitución y la democracia exigen un voto en conciencia porque cada diputado encarna la soberanía nacional, que es la única legítima en una democracia. Los partidos, en especial el de Pedro Sánchez, van a exigir el voto de obediencia ciega. ¿Qué harán nuestros diputados? Serán ellos, sobre todo los socialistas, los que con su nombre y apellidos, que en todo caso serán recordados para siempre en letras de molde, decidan si el futuro ya está escrito o si nada lo está, como exige la libertad. Lo veremos enseguida.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Hipoteca
    • Libro