Los bárbaros y despiadados atentados terroristas contra Israel son un atroz recordatorio de que el mundo está a salvo cuando Estados Unidos es fuerte, pero cuando tenemos un presidente débil en la Casa Blanca, el coste puede superar nuestras peores pesadillas.
Si queremos evitar que se siga derramando sangre inocente, Estados Unidos debe aprender las dolorosas lecciones de estas salvajes atrocidades. Mientras rezamos por el pueblo israelí en esta hora de angustia y le damos nuestro completo y total apoyo, también debemos enfrentarnos al fracaso absoluto de la administración Biden, cuya incompetencia e ignorancia han propiciado este atroz y mortal asalto a la civilización. Lo único que se le da bien a Biden es utilizar el sistema judicial contra sus oponentes políticos.
Joe Biden lleva mucho tiempo alentando y envalentonado a los enemigos de Estados Unidos en todo el mundo y de forma muy clara al grupo terrorista Hamás y a su sanguinario patrocinador, el infame régimen de Irán.
Cuando dejé el cargo, Irán estaba débil, arruinado y desesperado por llegar a un acuerdo. Advertí a otras naciones, incluida China, de que si compraban petróleo a Irán, no podrían hacer negocios en Estados Unidos. La mayoría cumplió. El régimen terrorista iraní se precipitaba hacia la bancarrota, sufría una auténtica hemorragia de dinero y apenas podía pagar los sueldos de sus matones islámicos radicales. Reduje las exportaciones de petróleo iraní a un mínimo histórico. Pero entonces llegó Biden, suavizó mis sanciones y hoy Irán produce más de tres millones de barriles al día. Irán pasó de ganar poco dinero conmigo a ganar al menos 80.000 millones de dólares al año con Biden.
Irán sabía que Biden era blando, necio y capaz de dejarse manipular desde el mismo momento en que asumió el cargo. En mayo de 2021, poco después de que Biden suavizara las sanciones, la marioneta de Irán, Hamás, lanzó más de 4.000 misiles contra poblaciones israelíes. Irán no pagó ningún precio y Biden se quedó sentado sin hacer nada durante casi tres años mientras el régimen iraní acumulaba 70.000 millones de dólares procedentes del petróleo para financiar su red terrorista en todo el mundo.
Por si fuera poco, el mes pasado Biden desbloqueó 6.000 millones de dólares iraníes a cambio de rehenes, un rescate que sentó un terrible precedente y puso precio a la cabeza de incontables inocentes en todo el mundo.
Mientras tanto, Irán y China han ido estrechando lazos con acuerdos petroleros por valor de cientos de miles de millones de dólares.
Hace unos días vimos las consecuencias mortales de estos tres años de vergonzosa debilidad y apaciguamiento: el peor atentado terrorista de la historia de Israel. Salvajes depravados arrasaron comunidades civiles casa por casa, torturando, violando y mutilando a hombres, mujeres y niños inocentes. Secuestraron a bebés y ancianos y los tomaron como rehenes para torturarlos aún más. Ataron y fusilaron a niños. Asesinaron y quemaron a bebés.
Las decenas de miles de millones de dólares que Biden permitió acumular a Irán están siendo utilizadas ahora por este país para financiar este caos y estos execrables asesinatos.
Bajo mi liderazgo, nuestro enfoque fue exactamente el contrario. El mundo era seguro, pacífico y tranquilo, porque los Estados Unidos de América eran respetados y fuertes.
En tan sólo cuatro años, aniquilé el califato territorial del ISIS. Acabé con su fundador y líder, Al Bagdadi. Aplasté a los altos mandos de Al Qaeda. Me enfrenté al corrupto régimen iraní como ningún otro presidente en la historia. Me retiré del execrable Acuerdo Nuclear con Irán e impuse al régimen las sanciones más duras de la historia. Eliminé al cerebro terrorista iraní Qasem Soleimani, que estaba matando a nuestros soldados y a muchos otros. Destruimos las finanzas del régimen iraní y diezmamos su capacidad para financiar a sus agentes delegados terroristas, como Hamás y Hezbolá.
También adopté una postura firme contra los terroristas palestinos y sus simpatizantes, suspendiendo el envío de cientos de miles de millones de dólares a la Autoridad Palestina. Cuando Biden asumió el cargo, una de las primeras cosas que hizo fue revertir esta política y enviar 235 millones de dólares de los contribuyentes norteamericanos a los palestinos, a pesar de las advertencias de su propio gobierno de que este dinero se utilizaría para financiar las campañas terroristas de Hamás. Al parecer, llegó a donar 100.000 dólares a una universidad palestina que describe a los terroristas de Hamás como "mártires justicieros".
Me sentí orgulloso de ser el mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca. Cumplí mi promesa, reconocí la capital de Israel e inauguré la embajada norteamericana en Jerusalén. También reconocí la soberanía israelí sobre los Altos del Golán.
Además, negociamos los históricos Acuerdos de Abraham, mediante los cuales numerosos países árabes normalizaron sus relaciones con Israel, dejando a Irán cada vez más aislado.
¡Qué gran diferencia puede marcar un presidente!
Cuando regrese a la Casa Blanca, volveré a apoyar a Israel al cien por cien. Estados Unidos respaldará plenamente a Israel en la derrota, el desmantelamiento y la destrucción permanente del grupo terrorista Hamás. Y una vez más cortaremos el dinero para UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo), la corrupta agencia de la ONU que lleva décadas ayudando a alimentar este conflicto.
Volveré a activar el petróleo estadounidense, impulsando la independencia energética de Estados Unidos tal y como se encontraba hace tan sólo tres años.
Además, iniciaré de inmediato el proceso de construcción de un escudo antimisiles de última generación en Estados Unidos. Los norteamericanos también merecen una Cúpula de Hierro.
Restauraremos la ley sobre Prohibición de Viajar de Trump (Trump Travel Ban) que controla la entrada de personas procedentes de países, territorios y lugares donde impera el terrorismo.
Como presidente, también suspendí el reasentamiento de refugiados cuando accedimos a la administración en 2017. Volveremos a hacerlo. Prohibí la entrada de refugiados de Siria, de Somalia y de todos los lugares más peligrosos del mundo, y en mi segundo mandato vamos a ampliar todas y cada una de las prohibiciones para mantener la seguridad de Estados Unidos. No vamos a permitir la entrada de nadie procedente de Gaza, Siria, Somalia, Yemen, Libia o cualquier otro lugar que amenace nuestra seguridad.
También promulgué una norma histórica que proclamaba que no se reasentaría a ningún refugiado en las comunidades locales sin contar con su consentimiento, y restableceremos esa norma desde el primer día.
A continuación, aplicaremos un estricto control ideológico a todos los inmigrantes que entren en Estados Unidos. Ya no permitiremos que dementes, odiadores, fanáticos y maníacos peligrosos obtengan la residencia en nuestro país. Si empatizas con terroristas y extremistas islámicos radicales, estás descalificado. Si quieres abolir el Estado de Israel, estás descalificado. Si apoyas a Hamás o la ideología que sustenta a Hamás, estás descalificado. Y si eres comunista, marxista o fascista, estás descalificado.
Además, deportaremos de forma contundente a los extranjeros residentes que muestren simpatía por el yihadismo. Tras los ataques a Israel, los norteamericanos se han indignado al ver el apoyo abierto a los terroristas entre multitud de extranjeros que estudian en los campus universitarios. Bajo la administración Trump, revocaremos los visados de estudiante de extranjeros radicales antinorteamericanos y antisemitas en nuestros colegios y universidades, y los enviaremos directamente de vuelta a casa.
Del mismo modo, las turbas de bárbaros pro-Hamás que vimos recorrer las calles de Nueva York y otras ciudades la semana pasada no tienen cabida en Estados Unidos. Las madres y padres judíos nunca deberían tener que enviar a sus hijos a la escuela temiendo que les disparen o apuñalen en un supuesto "Día de la Yihad". Bajo mi administración, enviaremos de forma proactiva a ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) a las manifestaciones pro-yihadistas para hacer cumplir nuestras leyes de inmigración y expulsar a los infractores de nuestro país. Y continuaremos el proceso que iniciamos en mis primeros cuatro años de despojar de la ciudadanía a delincuentes, terroristas y personas que cometen trampas y fraudes en materia de inmigración.
Por último, reforzaremos la seguridad de nuestra frontera e iniciaremos la mayor operación de deportación de la historia de Estados Unidos, incluida la expulsión de todos los extranjeros ilegales de países que nos odian y odian nuestros valores. Con Biden, los terroristas y los criminales están entrando en masa. Los detendremos y los expulsaremos.
Con Biden, los agentes iraníes también han estado dirigiendo nuestra política con Irán bajo el mandato del enviado a Irán Robert Malley, un simpatizante de Hamás que ha declarado que no se comprende correctamente al grupo terrorista. Supuestamente, y debido a la influencia de Malley, personas con estrechos vínculos con Irán se han infiltrado en puestos muy sensibles del Departamento de Estado y del Departamento de Defensa de Biden. Esto debería calificarse como uno de los mayores escándalos de seguridad nacional de la historia de Estados Unidos, pero las fake news lo ignoran.
Bajo mi administración, perseguiremos y expulsaremos del Gobierno de Estados Unidos a todos los espías, agentes o presuntos agentes iraníes.
Así es como empezaré a revertir el terrible daño que Joe Biden ha provocado y a poner fin a la traición de Biden a Israel. Mientras tanto, el mundo entero debe apoyar al Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu y al gobierno de Israel en tiempo de guerra en su intento de derrotar a estos enemigos asesinos.
Bajo una administración Trump, Irán volverá a ser débil, Israel volverá a estar a salvo y los Estados Unidos de América serán más fuertes y poderosos que nunca.
Donald J. Trump ha sido el 45º presidente de los Estados Unidos.
Este texto fue publicado originalmente en inglés el 17 de octubre en Newsweek.