
España, durante décadas, ha vivido de espaldas a los problemas de la seguridad mundial. Nuestra incorporación a las estructuras militares internacionales se produjo en un momento de distensión en el que el foco de la actividad militar se centró en operaciones de paz o de su imposición y siempre en el marco de operaciones plurinacionales.
Nuestro país abordó desde 1996 dos retos de enorme complejidad para nuestra defensa: la profesionalización de los ejércitos y la puesta en marcha de un ciclo inversor, gracias a los mecanismos de financiación con préstamos del Ministerio de Industria que posibilitó, entre 1997 y 2008, movilizar treinta mil millones de euros para 19 programas. Estos contratos fueron determinantes para la constitución del sector industrial de la Defensa del siglo XXI, permitiendo que por primera vez en la historia, el sector dejara de ser deficitario y pasara a ser el núcleo central de este proceso inversor.
La crisis de 2008 generó una sequía de programas que se extendió durante diez años en los que apenas se firmaron nuevos contratos. El tirón de los programas internacionales y las exportaciones en este periodo salvaron a empresas como Santa Bárbara, Airbus o Navantia, entre otras, de su desaparición.
Pero en los últimos cinco años se ha producido una revolución en el contexto de seguridad global que han implicado unos compromisos militares desconocidos para nuestro país desde 1939. La invasión de Ucrania es el mayor elemento distorsionador de la seguridad en Europa desde 1945, un continente que sigue sin una sola voz y que incluso incluye entre sus filas a simpatizantes del régimen agresor. La internacionalización inminente del conflicto con la intervención militar de Corea del Norte, abre unas expectativas de conflagración mundial mucho más creíbles que exigirán de esfuerzos adicionales. En definitiva, hemos comprobado que las instituciones nacidas para preservar la paz global han sido demolidas por el nuevo orden mundial.
El militarismo en China ya resulta muy evidente y potente, y como ha declarado recientemente el líder chino Xi Jinping, por primera vez con uniforme de campaña, el país debe prepararse de forma acelerada e intensiva para la guerra. Las ramificaciones en Oriente Medio y en el Sahel amenazan mucho más directamente a nuestra seguridad mientras que nuestros vecinos fronterizos del sur se alejan de nuestra esfera de influencia y nos falta determinación para abordar problemas como la inmigración ilegal.
El gobierno español ha entendido los diferentes mensajes del contexto y ha iniciado un ciclo expansivo del gasto militar acompañado de un fortalecimiento de nuestra industria, protagonista de este proceso y que conviene analizar con detalle para entender hacía dónde nos lleva esta nueva política.
En este complejo marco, este I Foro de Liberdefensa, que es sobre todo un evento de discusión profunda y de análisis, se centrará en aspectos tremendamente relevantes sobre la participación industrial española ante estos retos a la seguridad. El debate se ha estructurado sobre tres grandes áreas que he considerado vitales para analizar el sector.
En primer lugar, la industria de defensa como instrumento de cohesión territorial. El sector no solo se compone de esa docena de empresas tractoras, detrás existe una enorme y dispersa cadena de suministro imprescindible para sus clientes, pero mucho más relevante para asegurar nuestra soberanía industrial. Un sector que agrupa a unas 600 empresas que emplea de forma directa a unas 40.000 personas y que factura más de diez mil millones de Euros. Una industria que exporta sus propios productos a los cinco continentes, un 35% de su facturación final. Todas las comunidades autónomas acogen a este sector, lo que constituye un factor diferencial respecto de otras industrias que apuestan por la concentración cerca de sus lugares de transporte o de consumo.
En el estado autonómico, el papel de las comunidades autónomas es clave en el proceso de fortalecimiento del sector para promover la instalación de empresas, la formación de los empleados y el fomento a la inversión o a la innovación, que son elementos determinantes de su éxito, y constituye la razón para la importante representación autonómica que tendremos en el foro.
La dimensión europea es sin duda el activo más relevante para nuestra industria. Europa va a tomar un protagonismo creciente en su Defensa y deberá adaptar su política industrial para acompasarla a las necesidades militares, sin perder el objetivo a largo plazo de la innovación; una Europa que deberá afrontar autónomamente amenazas que antes compartía con nuestro socio del otro lado del Atlántico. Cuáles deben ser las estrategias industriales para incrementar nuestro peso en Europa, constituirá sin duda una de las claves de este debate.
Finalmente, la Defensa de Occidente recae sobre la Alianza Atlántica y Estados Unidos supone dos tercios de su capacidad militar e industrial. ¿Puede mantener Europa el estado del arte tecnológico sin la capacidad industrial y tecnológica de los Estados Unidos? ¿Debe España profundizar en el vínculo transatlántico para compensar nuestra menor competitividad en Europa e incrementar nuestra huella en Norteamérica, donde todos los gigantes de la industria europea tienen una parte muy importante de su negocio? Son cuestiones que debemos plantearnos.
Otro aspecto relevante es que la participación de fondos de inversión de los Estados Unidos en la industria europea ha permitido impulsar sectores claves que habrían desaparecido de haber dependido su supervivencia de los mercados europeos. ¿Debemos los europeos promover esta colaboración para fortalecer nuestra capacidad industrial y tecnológica o nos embarcamos en una aventura solitaria que nos retrasará en nuestro necesario papel de liderazgo?
El nivel de nuestros ponentes y empresas participantes nos asegura un debate fructífero y profundo que permitirá extraer conclusiones prácticas que seguro resultarán de utilidad a todos los actores participantes de la política industrial de defensa de España.
La primera edición de este foro se celebrará en Madrid el próximo tres de diciembre y contará con la presencia de instituciones relacionadas con la Defensa y la industria así como con una amplia presencia empresarial de más de cien compañías que ya se han inscrito para el evento.