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Pedro Gil Ruiz

"La Española" resiste al independentismo y sus mamporreros

Hoy conoceremos los resultados de la elecciones en la FEDME. ¿Quién nos lo iba a decir? Que defender a "la Española" lo sería también a España.

Hoy conoceremos los resultados de la elecciones en la FEDME. ¿Quién nos lo iba a decir? Que defender a "la Española" lo sería también a España.
PG

Que un coronel del Ejército de Tierra, profesor en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales y gran alpinista, que compartió expediciones al Himalaya con el equipo de TVE Al filo de lo imposible, sea el presidente de la Federación Española de Montaña (FEDME), supera lo que la mente enferma de un independentista catalán o vasco puede soportar. Si además Alberto Ayora, nuestro militar, es "hombre de pocas, pero claras palabras" y se planta ante unos aprovechateguis que se han conchabado con esos independentistas para seguir con "el negocio", podría parecer que la Federación de Montaña es una suerte de epítome, de síntesis que nos muestra lo peligrosa que es la senda por la que nuestro país desciende en los últimos años.

Un descenso que no se detiene, que retoza en su inmundicia, busca la división, el enfrentamiento y al que se le hace frente con los valores y la moralidad de ese Patrimonio inmaterial de la Humanidad que es el alpinismo. Un descenso que busca destruir lo que comenzó hace 102 años. El 1 de agosto de 1922, en la sede de la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara, se citaron los más importantes clubes de montaña para constituir la Federación Española de Alpinismo. Los catalanes no asistieron. Hoy buscan debilitarla.

El pasado 21 de mayo, las federaciones de montaña de Navarra y el País Vasco formalizaron la creación de la Euskal Herriko Mendi Biltzarra, un organismo que coordina las actividades de ambas territoriales al margen de las "estructuras estatales". El navarro Martín Montañés lo explicaba en el periódico Berria: "Nacimos juntos y las leyes autonómicas de 1986 nos obligaron a separarnos". Montañés y Zigor Egia (de la territorial vasca) son dos de los más destacados conspiradores contra la FEDME. Intentan provocar la asfixia económica reduciendo los ingresos por la emisión de tarjetas que reconocen la pertenencia a "La Española". Con un pulgar levantado respondía Zigor Egia (que fue juntero en Álava por el PNV) al mensaje de su vicepresidente Hernani (exdirectivo del Athletic), que le informaba —en enero de 2023— "llevamos 2.646 licencias FEDME menos". De 2020 a 2023, navarros y vascos han conseguido reducir en un 30% el número de licencias. Hoy se presentan como la alternativa de "renovación" de la FEDME.

En enero de este año, la FEDME se vio obligada a suspender la celebración del Campeonato de España de Sprint y Relevos. Estaba previsto competir en la estación de esquí de Boí Taüll (en el Pirineo de Lérida). La presión que la dirección independentista de la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña ejerció sobre Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña, propietaria de las instalaciones, provocó que la empresa pública terminase retractándose del compromiso adquirido. Entre 2020 y 2023 las licencias "españolas" expedidas por la territorial catalana han pasado de 11.000 a 7.500. En 2022 ya habían conseguido asestar un duro golpe al Tratado de Reciprocidad en los refugios de montaña en España.

Junto a navarros y vascos, Jordi Merino (el presidente catalán, un sonriente adulador de Puigdemont), ha conspirado activamente por la "renovación y el rescate" de una FEDME que sería a su gusto: plurinacional y desintegrada.

Al igual que sucede con la coalición que sustenta el desgobierno que padece España, la capacidad desestabilizadora de los independentistas no sería tal de no contar con la colaboración "muy interesada" de un personaje (¿todavía en la clandestinidad de su militancia comunista?) que viendo frustradas sus expectativas de negocio, traicionó a sus compañeros. Se desdijo de la palabra dada y buscó resarcirse con aliados que poco antes había despreciado.

Para humillación de los alpinistas del "foro" esa persona es José Luís Rubayo, presidente de la Federación Madrileña de Montaña. En un carta enviada a los federados, Alberto Ayora explica que la dimisión de Rubayo —en marzo de 2021— de sus responsabilidades en la FEDME no tuvo un motivo deportivo. "Sucedió que la Junta directiva se opuso a que gestionara él solo todo lo concerniente a los seguros deportivos. Porque su interés era el de controlar la contratación en el ámbito nacional". Posteriormente, el Comité de Ética y Transparencia de la FEDME dio "verosimilitud" a un presunto delito de Rubayo por recibir pagos de una correduría de seguros. La represalia no se hizo esperar. En 2023 las maniobras del presidente de la federación madrileña provocaron un recorte drástico del número de federados. De las 16.790 licencias FEDME expedidas en 2020 se pasaron a 3.674 (un 78% menos) en 2023. El señor Rubayo, como sus compinches catalanes, vascos y navarros, también se postula como alternativa de "renovación".

¿Les resulta familiar esta sucesión de acontecimientos? Una coalición del rencor que quiere acabar no solo con una federación de montaña; se busca liquidar un símbolo. Hoy conoceremos los resultados de la elecciones en la FEDME. Le pregunto a Alberto Ayora: "Por la vida puedes caminar con la mochila llena de tus valores y tus convicciones. O puedes caminar con las manos en los bolsillos, a la deriva, y en las tinieblas de la incoherencia… Ha llegado el momento de volver a dar un paso al frente y servir al montañismo", responde. ¿Quién nos lo iba a decir? Que defender a "la Española" lo sería también a España. Sabemos hacerlo. Como decimos cuando tenemos horas de dura caminata por delante: "chi va piano, va lontano" (quien va despacio, va lejos).

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