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EDITORIAL

El chiringuito de Ábalos bajo sospecha

Hablamos del PSOE, un partido en el que la confusión de los intereses públicos y privados de sus dirigentes es algo que se acepta con entera naturalidad.

El exministro de Transportes y número dos del PSOE con Pedro Sánchez no solo es sospechoso de haber utilizado su posición política para enriquecerse. También su labor presuntamente humanitaria al frente de la ONG Fiadelso está en el punto de mira de la Justicia, por las sospechas fundadas de que podría haber sido utilizada para el desvío de fondos públicos.

Lo primero que hay que denunciar a este respecto es el hecho de que un alto dirigente político funde una ONG que va a recibir cantidades millonarias de dinero público. En concreto, la fundación de José Luis Ábalos se embolsó 5,5 millones de euros durante la etapa de Zapatero en la Presidencia del Gobierno, procedentes en gran parte de las partidas dedicadas a cooperación internacional. El mero hecho de que un dirigente del partido del Gobierno maneje subvenciones millonarias a través de una ONG ya resulta escandaloso, mucho más si, como parece en el caso de Ábalos, se utiliza como pantalla para otro tipo de actividades delictivas.

Los objetivos que persigue la curiosa fundación son lo suficientemente difusos como para que pueda hacerse con subvenciones por todo tipo de conceptos. Además, como ocurre con este tipo de organizaciones, el dinero recibido no se destina en su totalidad a ayudar a los países desarrollados, sino que se pierde en el pago de nóminas o la organización de actividades de contenido puramente ideológico.

En concreto, la fundación de Ábalos se define como una "organización independiente de vínculos políticos (sic) o religiosos", entre cuyos objetivos se encuentran "la formación de recursos humanos", "el apoyo a la reflexión e investigación sobre el desarrollo" o el "fortalecimiento democrático e institucional". En primer lugar, es evidente que la ONG de Ábalos tiene unos vínculos políticos innegables que, de hecho, son la clave de su éxito recaudador. Por otro lado, el apoyo a la reflexión y el fortalecimiento democrático, como objetivos centrales de la organización, la convierten en un chiringuito más de los miles que depredan los fondos públicos, para gastarlos en actividades ideológicas realizadas en España bajo el paraguas de la ayuda al Tercer Mundo.

El Tribunal Supremo está examinando con detenimiento las actividades de Fiadelso en conexión con los datos que van apareciendo sobre las finanzas de José Luis Ábalos, ante las sospechas de que el exministro hubiera utilizado su fundación para mover fondos procedentes de las mordidas del ministerio.

Más allá de los hallazgos de la Justicia y de su posible reproche penal, estamos ante un acusado de corrupción al frente de una ONG que recibe millones de euros del Gobierno, a pesar de lo cual, nadie en el PSOE se atrevió a sugerir al personaje lo inapropiado de que un alto dirigente del partido se dedique también a gestionar subvenciones millonarias. Pero hablamos del PSOE, un partido encharcado en incontables casos de corrupción a lo largo de su historia, en el que la confusión de los intereses públicos y privados de sus dirigentes es algo que se acepta con entera naturalidad.

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