
Como periodista, pero también como cotilla empedernido, siempre que se sitúa delante de mí una noticia tiendo a preguntarme cómo y cuándo fue el momento en el que se desencadenó, qué pasó en ese instante en el que alguien tomó una decisión que provocó lo que vino después. Suelo bromear, en ocasiones, con una famosa frase que, a tenor de las resoluciones, muchas veces aparece como la única posibilidad de explicar determinadas tomas de postura; aquello de:
—"No hay huevos de...".
—"¿Qué no hay nuevos? ¡Sujétame el cubata!
Y así, uno se explica que, ahora que el Gobierno de España ha tomado la decisión de repartir entre las diferentes comunidades autónomas un contingente de 4.400 menores inmigrantes no acompañados, alguien haya tenido los santos pantalones, el beatífico valor de decidir que, de todos ésos, un total de 1.602 se vayan a repartir entre dos comunidades, en concreto las de Andalucía y Madrid, casualmente ambas gobernadas por el Partido Popular. Hombre, uno puede entender que la mayor parte del reparto vaya a parar a comunidades del PP, por la sencilla razón de que, de las 17, los populares gobiernan en solitario en 13 y participan en el gobierno de la decimocuarta.
Pero hay dos comunidades que llaman poderosamente la atención en cuanto al número de menas que les ha tocado acoger en esta tanda: de esos 4.400 a adjudicar, al País Vasco le ha correspondido acoger a 87 y a Cataluña 26, siendo ésta la región, de todas, de las 17, a la que menos ha destinado el Gobierno de España, pese a ser la segunda en población y también en PIB.
Como datos complementarios a éstos, no es baladí señalar que, por detrás de Madrid y Andalucía, figuran comunidades como Valencia con 477, Galicia con 309 y Castilla y León con 309, todas ellas por encima de los 300 a los que no llega la sexta comunidad en la clasificación y primera no gobernada por el PP, la Castilla-La Mancha de Emiliano García-Page que, según este dictamen, habrá de acoger a 291 menores no acompañados en esta remesa.
A nadie se le escapa que el reparto ha sido una nueva imposición, la enésima, contemplada en el pacto-chantaje de Juntos por Cataluña, partido independentista y golpista, al ejecutivo de Pedro I El Falso-Pedro Chapote, ése tan sectario, rígido y estricto con todo lo que no sea izquierda, que es capaz de reunirse hasta para los asuntos más sesudos y trascendentes con todos los partidos "menos con Vox", pero tan melifluo y comprensivo con sus socios pro-etarras y sediciosos.
Un pacto que contempla no sólo las cesiones, hasta las más indecentes como ésta misma, sino también la potestad de los independentistas de jactarse del roto que, además de en los cuartos traseros del propio presidente del gobierno, están provocando en las más fundamentales estructuras del Estado, tal y como lo ha hecho la portavoz de Juntos en el Congreso, Miriam Nogueras, que hace ya tiempo que ha obligado al ejecutivo a poner la cama.
Pero nada de esto nos sorprende ya. Que el Gobierno de España es preso y rehén de partidos cuya principal finalidad es que no exista España es algo que forma parte de nuestro panorama cotidiano; y que los representantes de estas formaciones disfruten públicamente y sin disimulo al verse retorcerse de dolor al socialismo también.
Sin embargo, el valor añadido de esta nueva vuelta de tuerca es que el gobierno ha salido a la palestra para darle de palos al cornudo, para reventar a golpes a la víctima. Y así, los ministros, ministras y ministres han recibido el encargo, por parte del Gabinete de Manipulación de Ferraz/Moncloa, de catalogar como racista y xenófobo a todo aquel andaluz, o madrileño, valenciano, o gallego, o leonés, o sea de la región que sea y que se atreva a cuestionar tan equitativo reparto.
Conviene, en este punto, recordar que estamos hablando de la reubicación de 4.400 seres humanos cuya procedencia y costumbres se desconoce, que han ingresado de manera ilegal en España, saltándose las fronteras, y que ahora se convertirán en vecinos de aquellos españoles a los que les haya tocado en suerte acogerlos, sin que ni ellos ni nadie tengamos ni idea de a qué viene cada uno de ellos y, sobre todo, a qué se dedicaba y cómo, antes de decidir abandonar ilegalmente sus respectivos países.
Y dicho esto, el mensaje del Gobierno de España, de nuestro gobierno, es que los señores independentistas catalanes son unos tipos de un humanitario, inclusivo, tolerante e integrador que te rilas y por eso se les ha otorgado la merced de acoger a 26 de estos 4.400 menores no acompañados, mientras que los andaluces y los madrileños hemos sido galardonados con el premio gordo de recibir a más de la tercera parte del contingente, un total de 1.602 y, si se nos ocurre poner de manifiesto la escandalosa, la indecente, la miserable, la cósmica y la provocadora discriminación y el intolerable agravio que esto supone, entonces somos unos racistas y unos xenófobos.
Así es que nada nuevo bajo el sol: el socialismo es la fuente de toda sabiduría y los demás somos tan imbéciles como esta realidad refleja.
