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Si el Gobierno necesita ayuda del PP, que la pida y rompa con Puigdemont

La negativa de los consejeros autonómicos de Justicia de las regiones gobernadas por el PP con el ministro de Justicia, Félix Bolaños, es el camino a seguir.

La rauda reacción del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante la guerra arancelaria declarada por Trump contrasta vivamente con la apática y tardía respuesta a la tragedia de la gota fría. Coinciden ambas muestras de sanchismo puro en que el dinero prometido es humo y en su carácter exclusivamente propagandístico.

Se da la circunstancia además de que Sánchez se ha adelantado a todos los dirigentes europeos en una soberana muestra de desprecio por la Unión Europea y sus mecanismos de respuesta conjunta. Al final será Bruselas quien tenga la última palabra en ese despliegue sanchista, pero eso no cuenta para la estrategia del líder del PSOE, cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder. Y la guerra comercial le ofrece una magnífica oportunidad para cronificarse.

Ese Sánchez que se niega a reunirse con Vox, pero no con golpistas y proetarras es el que aprovecha las complejas circunstancias mundiales para erosionar al PP. En la reunión convocada por el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, el dirigente del PP Juan Bravo tuvo la oportunidad de constatar que el Gobierno sobreactúa, improvisa y aparenta una frenética actividad falsa, que la respuesta del Ejecutivo a la agresión económica de la administración estadounidense es mera retórica y puro oportunismo.

Sánchez no ha hablado con sus homólogos europeos, pero es que tampoco lo ha hecho con los representantes de los intereses nacionales afectados por los aranceles, lo que es otra prueba de que las verdaderas intenciones del jefe del Gobierno nada tienen que ver con la economía de España y la defensa y cobertura de los posibles perjudicados por las medidas trumpistas.

Que el presidente del Gobierno reproche al PP sus contactos con Vox mientras él depende de Junts, ERC y Bildu expone la verdadera sustancia del personaje. Tomando como modelo una de sus más reveladoras intervenciones, si necesita ayuda del PP, que la pida. Pero que la pida bien y no sin antes romper con el golpista prófugo, pues no tiene ningún sentido salvar a Sánchez para que siga entregando pedazos de la soberanía nacional a las formaciones golpistas a cambio de unos meses más en Moncloa.

La negativa de los consejeros autonómicos de Justicia de las regiones gobernadas por el PP con el ministro de Justicia, Félix Bolaños, es el camino a seguir. Si el Gobierno quiere fotos, que su jefe y los ministros vayan a Waterloo y se retraten con Puigdemont.

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