
Los misiles con destino a Israel pasan por las bases americanas en España; Irán está lanzando cohetes contra un estado democrático; Rusia masacra a la población ucraniana y lanza ciberataques a Occidente a diario; China saca a pasear sus portaviones para amedrentar a los vecinos; Corea del Norte incrementa su ayuda a Rusia; Trump hace ojitos a Xi Jinping y Putin; y Hamás, lejos de rendirse, quiere continuar la lucha sin importarle para nada el sufrimiento del pueblo palestino.
Mientras que el mundo es una olla a presión, España vive pendiente de los audios de Koldo, del maquillaje de Herman Münster, de las andanzas del Fakings del Peugeot, del Torrente Ábalos o del siniestro Cerdán y de que si, visto que todo el mundo ha engañado al presidente, de este engaño se escapa o no su esposa. Cuando la mentira descarada se convierte en normalidad, ¿quién puede estar seguro de no ser verdugo y víctima al mismo tiempo? Nadie tiene la menor duda de que estamos conociendo la onda expansiva de una explosión y que todavía nos falta un buen trecho para llegar al núcleo del origen, aunque todos lo intuimos.
El problema de fondo es que mientras esta telenovela cuyo guionista es el presidente nos tiene absortos, el mundo está convulsionado. Yo diría que desde 1935 no lo hacía con tanta intensidad y no nos podemos permitir este lujo.
Tenemos una cumbre de la OTAN que nos impondrá unos retos extraordinarios para los que hace falta mucha didáctica en la ciudadanía y, sin embargo, el gobierno no está para dar lecciones. Debemos gastar en nuestra Defensa alrededor de 40.000 millones de euros al año, con contratos millonarios y nos vienen a la cabeza las mordidas de Santos Cerdán. Hemos decidido prescindir de la tecnología de Israel sin haber pensado en la alternativa y buscando socios en países de dudosa legitimidad democrática y nos parece que todo esto es una concesión a la ultra-izquierda, consecuencia de las debilidades del gobierno. Toda la industria europea descansa sustancialmente en la tecnología de Israel y somos los únicos que nos desmarcamos diciendo que con ello contribuimos a una defensa europea más fuerte. ¿Vamos a salirnos del carro de combate europeo porque su sistema de protección es el Eurotrophy o de Eurofighter porque su Litening procede de Israel? ¿O vamos a hacer otra operación de maquillaje para hacer lo mismo cambiando las fotografías?
¿Cómo hemos llegado aquí?
Pero lo peor son las razones por las que hemos llegado a este punto. El mensaje es tremendamente peligroso: si un país autoritario desea nuestra destrucción y nos ataca en nuestro territorio y mata a miles de nuestros ciudadanos, este gobierno no devolvería el golpe para eliminar completamente la amenaza, sino que intentaría negociar y en todo caso, si no queda más remedio que atacar, ponderaría la respuesta. La razón de fondo es que la nación española es algo secundario, un instrumento para sus fechorías, por la que se generan pobres sentimientos. Pensar de esta manera es desarmar al país y nos hace cuestionarnos para qué narices vamos a invertir el 2,5% del PIB en armamento si no estamos convencidos de sus bondades. Otro ministro que dice que no quiere matar enemigos pero que gasta miles de millones en armamento letal, suena a que el objetivo debe ser otro.
Rusia ha convertido a Ucrania, y por ende a Europa, en el peor campo de batalla desde 1945, atacando a una democracia, previo paso de su denigración, tal como hace el gobierno con la oposición, deslegitimándola para atacarla y nos amenaza con la bomba atómica; mientras, en España, el arma nuclear la tienen la UCO y los jueces. ¿Qué estamos haciendo para contrarrestar la amenaza rusa? Mas allá de entregar material usado de más de cincuenta años e impartir unos cursos de la UNED militar. ¿Qué esfuerzo económico en materia militar se ha realizado y quiénes han sido los beneficiarios de un proceso de emergencia poco transparente?. ¿Nos enteraremos también por los audios de Aldama de cómo se adjudicaron los contratos?
Es lo que tiene la pérdida de fe, que todo se pone en cuestión. Mientras toda Europa piensa en la Defensa como prioridad absoluta, aquí estamos con la jornada laboral y con maquillar, sí otra vez el maquillaje, y esperando la última encuesta de Tezanos que exonerará al presidente de la trama. El gobierno dedica más recursos a contrarrestar la amenaza de jueces y guardias civiles que a defender a Ucrania, o ¿es que la fontanera de Moncloa está planeando también eliminar a Putin como quería hacer con el teniente coronel Balas?
Irán tiene la bomba atómica. No lo dice Netanyahu o Trump sino la Agencia Internacional de la Energía, a la que la Teocracia ha venido tomando el pelo durante décadas. ¿Vamos a permitir que una pandilla de pirados iluminados enfrentados a todo el mundo disponga de cabezas nucleares? Y a este respecto, qué tiene qué decir España, que quizás sea el país occidental más cercano a Teherán, al régimen que financiaba la tele del exvicepresidente del gobierno de Sánchez, al que ejecuta a gais o adúlteras sin que tengan el derecho a que su dolor sea compadecido en España, básicamente porque no forman parte del cuerpo electoral del presidente.
China avanza en su programa nuclear y militar amenazando a todos los países democráticos de la región y la respuesta de España es el vasallaje a Beijing bajo el patrocinio del urdidor de tramas de siempre, ese bolero español que está en la raíz de los problemas de España del siglo XXI, en una acción exterior denigrante.
Tres estados atacan a Israel para hacerlo desaparecer, todos ellos, espónsores de los terroristas y ¿de qué parte se pone el gobierno?, ¿del agredido?, ¿del demócrata?. Qué va: del terrorista. No nos puede extrañar visto que Sánchez no convoca elecciones para que no gane Feijoo y prefiere gobernar con Bildu y Puigdemont. Esta sintonía con la internacional del terrorismo nos incapacita para ser aliados de Occidente y nos genera preguntas cuyas respuestas no queremos conocer.
Marruecos, el principal aliado preferencial de Estados Unidos en nuestra región, sigue armándose hasta los dientes. Esta enorme capacidad no está dirigida a controlar la emigración irregular, más bien para fomentarla. ¿Podemos estar tranquilos ante esta beligerancia de nuestro vecino del sur? España ante problemas de una envergadura enorme es incapaz de encontrar una solución a dos mil Menas provocando una crisis dentro del estado. ¿Qué vamos a hacer cuando vengan 50.000, que vendrán? Piensan en montar un gueto de Menas en el aeropuerto de Ciudad Real y mira por dónde que por aquí aparece otra vez el ínclito Aldama.
Todo lo que nos amenaza tiene una mano negra detrás culpable en el entorno del gobierno. ¿Aldama era el único Rasputín del gobierno?. Y si es así, ¿cómo es que nadie lo conocía?, ¿por qué no frecuentaba el palco del Bernabéu? Estamos convencidos que hemos descubierto la parte más cutre y sórdida de la trama de corrupción y que lo gordo nunca lo sabremos. Estos enviarán al presidente a un retiro de oro para que todo siga igual y ya deben estar trabajándose su dimisión, para hacer realidad la frase de Tancredi en el Gatopardo: "Es necesario que todo cambie si queremos que todo siga igual".
Y finalmente nuestro estrafalario Donald Trump, presidente de la primera potencia militar y económica del mundo. Todos los líderes acuden a su encuentro para minimizar daños, pero ¿está nuestro presidente para sentarse en el Despacho Oval? Esto suponiendo que pretenda mejorar la relación con los Estados Unidos. Ya puede llevarse una buena dosis de maquillaje a la Cumbre de La Haya, porque puede salir del encuentro con Trump como Rocky Balboa de su combate con Apollo Creed y ese rostro es el de todos los españoles.
En definitiva estamos ante la mayor crisis de seguridad internacional, pero lo importante para España es que no gobierne la derecha, es decir que el presidente prefiere que nos gobierne, Otegui, Puigdemont, Jamenei, Putin, Mohamed o Trump antes que Feijoo.
Pero hay una consecuencia mucho más terrible que la inminente guerra mundial. Estos siete años han servido para hacer casi inviable la continuidad del estado español. Si los intentos de secesión se disculpan y los secesionistas se convierten en aliados; si entregamos el País Vasco a los etarras a los que el presidente blanquea en cada reunión mientras que a sus víctimas y a su ideología las tilda de antidemócratas, usando el mismo argumento de Txapote para matar a españoles; si acabamos de dejar caer a Navarra, que de ser la proa de España se ha convertido en la Venezuela del norte; si negamos la alternancia política simplemente porque el resultado no es del gusto del presidente, nada diferente de lo que piensan Putin o Maduro; si perseguimos a las fuerzas armadas y a los jueces porque son poderes amenazantes descontrolados; si manipulamos hasta la voluntad popular del PSOE porque no es de su agrado; si regamos de estiércol a los cuerpos de funcionarios generando una legión de palmeros que no van a tener cueva donde esconderse si algún día hay un cambio de gobierno…
Todos esos letrados de cortes, fiscales, políticos metidos a empresarios, inspectores de hacienda, jueces de carnet, gacetilleros, tertulianos y engendros de presentadores de éxito que intentar proveer de simpatía a la estrategia destructiva de Sánchez, más vale que vayan pensando en obtener la nacionalidad dominicana, porque van a quedar en evidencia y mal haría el nuevo gobierno en no desenmascararlos y quitarlos de la escena pública para siempre. Si tenemos a los gobiernos de las Islas bajo sospecha alejados de la Península y si los enclaves del norte de África quedan al pairo del auténtico programa de rearme marroquí, lo que Sánchez podrá apuntarse en el haber es haber desarmado a España moral, política e institucionalmente y entonces solo hará falta un conde don Julián para que le entregue las llaves el enemigo. Y fin.