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Adolfo Rivero Caro

Primarias y expectativas

El único que pide prestado sin preocuparse porque haya que pagar es el Gobierno federal y, muy particularmente, el Gobierno actual. Pero los programas hay que pagarlos.

Las elecciones primarias del 18 de mayo en Estados Unidos invitan a la reflexión. En primer lugar, hay que tener cuidado con las generalizaciones. Son muchos los factores que juegan un papel, siempre cambiante, en cada elección. Pretender hacer proyecciones a las elecciones de noviembre basándose en las primarias no es sólo absurdo sino torpe. Absurdo porque faltan casi seis meses y en ese tiempo pueden pasar muchas cosas. Y torpe porque los republicanos que se están jactando de una victoria abrumadora en noviembre sólo están promoviendo expectativas inalcanzables. Históricamente, en las elecciones de medio término el partido gobernante pierde un promedio de 24 escaños. En lo único que deben estar pensando los republicanos es cómo conseguir el máximo de efectividad contra un adversario que está en el poder y que luchará ferozmente por mantenerlo.

La primaria de Pensilvania vio la celebrada derrota del senador Arlen Specter, un oportunista que recuerda a Charlie Crist y que, al igual que éste, se cambió de partido y prácticamente estafó el dinero de los republicanos que financiaron sus campañas. Specter apoyó la desastrosa reforma demócrata de la salud pública y fue prácticamente gracias a su voto que el Senado pudo aprobar la medida. Obama le quedó muy agradecido y se comprometió a apoyar enérgicamente su reelección. Hemos visto los resultados. Tras casi 30 años en el Senado, Specter fue derrotado por Joe Sestak y su carrera política ha terminado. Enhorabuena. El candidato republicano para el Senado será Pat Toomey.

En otra primaria de Pensilvania, la del distrito 12, los demócratas mantuvieron el escaño del desaparecido John Murtha. Es un distrito donde los demócratas inscritos superan a los republicanos por 137.000 electores, 62% a 29% y el veterano asesor de Murtha, Mark Critz, derrotó al republicano Tim Burns. Sin duda fue un factor que aunque la primaria demócrata era muy discutida y atrajo muchos de sus electores, la primaria republicana no tenía discusión y movilizó a relativamente pocos. Es importante observar, además, que la campaña de Critz fue eminentemente conservadora, defendiendo el derecho a las armas, oponiéndose al aborto y criticando duramente la reforma de la salud de Obama. Uno se pregunta cuántos demócratas van a hacer campaña en noviembre con esas posiciones y oponiéndose también a los impuestos sobre el CO2 para frenar el supuesto calentamiento global. Algo que enterraría cualquier perspectiva de recuperación económica.

En Arkansas se esperaba que la senadora Blanche Lincoln, quien también apoyó la reforma de la salud pública, barriera en la primaria. No fue así. Sólo consiguió un apretado triunfo contra el vice gobernador Bill Alter, con el que ahora tendrá que enfrentar una elección de desempate el 11 de junio. Y lo más probable es que pierda. El candidato republicano será John Boozman.

En la primaria republicana de Kentucky, Rand Paul ganó la nominación republicana derrotando al secretario de Estado, Trey Grayson, con 24 puntos de ventaja. Paul no contaba con el respaldo del partido pero era el candidato de los activistas del té. Paul concentró su campaña en criticar el déficit y los irresponsables gastos del gobierno de Obama.

Y no es para menos. Ante la caída del euro, Paul Volcker, antiguo presidente de la Reserva Federal bajo Reagan y actual asesor económico de Obama, dijo que la situación de Europa demostraba el peligro que significa para Estados Unidos pedir prestado de manera incontrolada. "Poco ha sucedido que tranquilice mis preocupaciones sobre los problemas peligrosos e intratables que se están desarrollando en Estados Unidos. Intratables no sólo porque son complicados sino porque no parece haber voluntad o capacidad para hacer algo sobre ellos", dijo durante una cena en el Instituto Stanford de Investigaciones Económicas. "No me parece que en Estados Unidos compartamos el mismo sentido de urgencia que hay en países como Irlanda", afirmó. "Tenemos serios problemas y, entre ellos, cómo sostener esos crecientes programas de derechos y privilegios".

En efecto, el Gobierno de Obama está pronosticando un déficit anual récord de 1,6 billones de dólares. Se prevé que el pago de intereses sobre la deuda se va cuadruplicar, llegando a más de 900.000 millones anuales.

Es esta política irresponsable que está llevando el país a la bancarrota lo que moviliza a los activistas del té. Y lo que está haciendo recapacitar a los antiguos partidarios de Obama. También ha llevado a que congresistas republicanos tengan que oponerse a medidas que pueden ser útiles y populares pero que tienen un costo insostenible. El único que pide prestado sin preocuparse porque haya que pagar es el Gobierno federal y, muy particularmente, el Gobierno actual. Pero los programas hay que pagarlos. Y, por consiguiente, o se reduce drásticamente la burocracia federal, que bajo este gobierno sólo crece, o habrá que subir drásticamente los impuestos, justamente lo que le espera a la clase media americana.

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