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Adrián Ravier

Hacia una nueva Gran Depresión

Entre 2002 y 2008, el gasto público se vio incrementado en un 330%, pasando de 25.000 millones de dólares 103.000 millones. Si con el viento a favor, Cristina Kirchner impulsó estas y otras políticas inadecuadas, ¿qué podemos esperar para el 2009?

La economía argentina vuelve a estar en problemas, pero no sólo por el enfriamiento del contexto internacional, sino por errores propios de su política económica.

En 2001 y 2002, Argentina experimentó una de las depresiones económicas más profundas de la historia reciente, con niveles de desempleo superiores al 20%, preocupantes índices de pobreza e indigencia, quiebras generalizadas, confiscación de depósitos, impagos de la deuda pública y una fuerte emigración de argentinos hacia Europa y Estados Unidos, tomando a España como principal destino.

Desde entonces, la economía emprendió un proceso de recuperación. Entre el punto más bajo del primer trimestre de 2002 y el más alto del tercero de 2008, el PIB se expandió un 60% (7,2% como media anual). La recaudación fiscal siguió una tendencia aun más acelerada, pasando de 22.000 millones de dólares en 2002 a 105.000 millones, es decir un aumento del 380%. Desde luego, la presión impositiva ha pasado a ser récord.

Pero, ¿cuáles fueron los factores que hicieron posible tal proceso de recuperación y crecimiento económico? Primero, la depresión previa, traducida en una caída del PIB –sólo para 2002– superior al 10%. Y segundo, la locomotora que supuso el contexto internacional durante ese período, que llevó consigo a toda Latinoamérica a tasas de crecimiento sorprendentes para las políticas económicas que, en la región, se venían practicando.

A mediados de este año, al pincharse la burbuja mundial y tras derrumbarse los precios de las materias primas, cayeron las exportaciones y la recaudación impositiva, lo que llevó al Gobierno, sólo un par de meses más tarde, a apropiarse del dinero de las pensiones.

La inseguridad jurídica condujo a todas las agencias de rating a empeorar la perspectiva de la deuda argentina y con ello la salida de fondos del país se aceleró, hasta alcanzar el 7% del PIB.

La economía argentina vuelve a estar en problemas, pero no sólo por el enfriamiento del contexto internacional, sino por los errores propios de la política económica (la expropiación de las jubilaciones, una inflación de dos dígitos, una deuda pública creciente, récord de presión impositiva y un gasto público exacerbado). Entre 2002 y 2008, el gasto público se vio incrementado en un 330%, pasando de 25.000 millones de dólares a 103.000 millones. Si con el viento a favor, Cristina Fernández de Kirchner impulsó estas y otras políticas inadecuadas, ¿qué podemos esperar para el 2009? El panorama es muy oscuro.

José Luis Espert, uno de los analistas más importantes de la Argentina, afirma que la economía ya está en recesión. Ya hemos expuesto el New Deal argentino que plantea la presidenta como posible amortiguador de la crisis. Lo cierto es que las políticas que se están barajando estos días no podrán tener ningún éxito para evitar la tendencia recesiva. Después de todo, cualquier gasto público deberá encontrar financiación en la rapiña de alguna actividad productiva privada.

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