Entre los tópicos que suelta Zapatero a diario, hay uno que no puede pasarse por alto, sobre todo porque muestra algo más que su absoluto desconocimiento del terrorismo. Es la actitud nihilista que ha adoptado este hombre para combatirlo. Me refiero a la simpleza que vincula el terrorismo a la pobreza. El salivazo ha aparecido tanto en el discurso de la ONU como en las declaraciones a la revista Time. La mejor fórmula, la única, que tiene Zapatero, si se excluye la alianza de civilizaciones, para "combatir" el terrorismo es acabar con la pobreza. Esta imbecilidad está muy extendida tanto entre los globalizadores como en sus críticos antigloblalizadores. El terror desaparecerá cuando terminemos con el hambre. Falso. Primero, porque la asociación de terroristas y pobres es un insulto a todos los pobres. Segundo, porque es conocido que el reclutamiento de terroristas se lleva a cabo entre individuos "cultos" y familias acomodadas. Por cierto, ¿cuántos son los terroristas de ETA que estaban en la indigencia? Tercero, mientras luchamos por la más que necesaria extinción de la pobreza en el mundo, los terroristas pueden acabar tanto con pobres como ricos, pues ellos no parece que hagan muchas distinciones a la hora de matar.
Así pues, ese tópico o simpleza, puede que sea falso, pero no vacío. Digo esto porque corremos el riesgo, entre tanta palabrería populista, de despreciar estos "dogmas" y no combatirlos. Con lo cual estaríamos cayendo en el mismo error que estamos criticando: Zapatero ha sido vencido en el terreno de las ideas antes de entrar en combate. O sea, que las declaraciones de Zapatero en el Time hay que leerlas, primero, para ironizar, pero, después, para combatirlas.