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Agapito Maestre

Europa abatida

Si nos insisten, como han hecho algunos políticos y medios de comunicación, con la cantinela de que el 70% de lo que nos afecta a los españoles se decide en las instituciones de la UE, entonces es como para mandarlos a todos "a tomar por saco".

Lo previsto se ha cumplido. Ha ganado la abstención. Es necesario explicar la abstención, el impresionante desprecio de millones de ciudadanos, a las elecciones europeas para saber por dónde irá la Unión Europea en el futuro. Dos son los asuntos claves, en mi opinión, para abordar esa cuestión que será decisiva para Europa en general, y España en particular: por un lado, la poca visibilidad democrática de sus instituciones y, por otro lado, la carencia de programa económico para abordar la crisis. Con ser grave, muy grave, la crisis institucional que vive la UE, y la misma abstención que hemos de analizar así lo refleja, es un juego comparado con los problemas económicos que tendrá que afrontar este club de Estados-nacionales.

Digámoslo sin rodeos: la crisis económica ha puesto en evidencia a la UE. Ésta no tiene ni política económica. Sí, sí, la UE, que presumía sobre todo de ser una unión económica y monetaria y así era analizada por sus críticos más radicales y demócratas, resulta que carece de una política económica capaz de enfrentar la crisis. Los últimos datos ofrecidos por la oficina de estadísticas de la Comisión son apabullantes: la caída interanual de la economía de los 27 países de la UE ha sido, durante el primer trimestre de 2009, del 4,5%, la inversión, las exportaciones y el consumo privado han sufrido fuertes decrecimientos.

Esos datos, entre otros muchos, parecen avalar la opinión de que Europa está en una de las peores coyunturas de su historia reciente, sobre todo si se reconoce que la economía de la UE retrocede al doble, según los expertos, de ritmo que los Estados Unidos. La cosa es tan grave que incluso un político de naturaleza "correcta", o sea, vacua como Javier Solana, ha tenido que reconocer que a la UE le "falta, sobre todo en tiempos de crisis, una política económica. Puesto que no la tenemos, sí se puede avanzar hacia un consenso que permita hacer frente a las adversas circunstancias". O sea, ahora, los dirigentes políticos de la Comisión venderán por todas partes una "Europa más coordinada". Eso es tanto como vender humo. Nada.

Si a todo ello se le suma que, según el mismo dirigente español, Europa no es sólo la UE sino también todos los "Estados miembros y las instituciones, cada uno con sus respectivas competencias y capacidades", entonces preparémonos para lo peor. Este tipo de opinión trata, obviamente, de escurrir el bulto, es decir, su responsabilidad, así como la del resto de dirigentes de la UE, en la funesta política de la Comisión y otras instituciones. Esta gente pensaba que era suficiente con la unión monetaria, pero la crisis económica es tan dura que también el euro corre peligro.

En fin, la cosa está para salir huyendo; pero si, además, nos insisten, como han hecho algunos políticos y medios de comunicación, con la cantinela de que el 70% de lo que nos afecta a los españoles se decide en las instituciones de la Unión Europea, entonces es como para mandarlos a todos "a tomar por saco". Eso es exactamente lo que han hecho la mayoría de los españoles y el resto de europeos con un poco de decencia, mandar a los grandes partidos a hacer sus deberes. ¿Conseguirá el nuevo Parlamento Europeo salido de estas elecciones un poco de la legitimidad democrática en el desarrollo de sus tareas? Lo dudo.

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