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Agapito Maestre

La cosa andaluza

Los de Cs han renunciado a presidir el Gobierno de la Junta de Andalucía. ¿Será esto un adelanto de lo que pasará en España?

Los de Cs han renunciado a presidir el Gobierno de la Junta de Andalucía. ¿Será esto un adelanto de lo que pasará en España?
EFE

Me interesan tanto los individuos, las biografías y la psicología como las muchedumbres, las historias generales y la sociología, cuando se trata de analizar la situación política de España o una de sus regiones. Tampoco creo que pueda enjuiciarse el comportamiento de un político determinado al margen de su circunstancia; por ejemplo, no creo que pudieran analizarse con justeza las figuras políticas del señor Marín, el de Cs, o del señor Bonilla, el candidato del PP, al margen de las masas, la historia general de Andalucía y la sociología de un pueblo pastoreado durante cuarenta años por los socialistas. Uno y otro dan de ellos mismos todo lo que pudiera dar la Andalucía de hoy. Hay lo que hay. Por lo tanto, no nos rasguemos las vestiduras. Seamos, sí, escépticos de lo que viene, pero no abandonemos la esperanza, la ilusión, de un pueblo alegre. No nos entreguemos a los resentidos que niegan hasta el derecho a tener ilusión y alegría por un cambio político en Andalucía.

No tengo, sin embargo, razones para ser optimista con las expectativas que generaron las elecciones del 2 de diciembre. Quizá sean entretenidos los cambalaches negociadores de los políticos de Andalucía para la prensa, pero hasta hoy solo han producido ligereza, descuido y desatención de los aspectos fundamentales que interesan a los ciudadanos de toda España. Las movidas del candidato de Cs, Marín, con unos y con otros, diciendo hoy una cosa y mañana otra, son para echarle de comer aparte… La distracción, o sea, la ocultación a la ciudadanía de lo esencial a través de una hueca palabrería, ha sido el denominador común de su actuación.

En todo caso, que nos hagan esperar hasta el último día para saber cuáles serán los miembros que compongan la mesa del Parlamento regional, y, sobre todo, que aún no sepamos, el día 26 de diciembre, quiénes serán los principales avalistas de la candidatura conjunta de PP y Cs refleja el atraso político en que vive Andalucía. Si los políticos de PP y Cs han sido incapaces de prever todo eso, entonces no creo que podamos esperar demasiado de este personal. Ni antes ni después de la elecciones han demostrado los profesionales de la política del PP y Cs mucha agilidad en la toma de decisiones. Llegan tarde. La demora en política se paga siempre muy cara. Y esto ya no es retraso sino displicencia, o peor, jugar con varias cartas marcadas.

Sin embargo, tengo que reconocer que son los de Cs, o mejor, algunos políticos de este partido, los que menos se juegan. Sí, sí, son los que menos arriesgan, en realidad, ya no arriesgan nada, porque han renunciado a presidir el Gobierno de la Junta de Andalucía. ¿Será esto un adelanto de lo que pasará en España? Miedo me da la respuesta. Cs parece que se conforma con ser partido comparsa. No sería poco. Ser comparsa del PP para asestarle un golpe mortal, cuando los de Casado y Bonilla menos se lo esperen, es la estrategia clave del señor Marín, el viejo y querido amigo de Susana Díaz, y Rivera. A partir de ahí, de aceptar de modo realista sus pobres resultados electorales, todo son ganancias para Cs, o mejor, para este profesional de la política que es el señor Marín. En efecto, el partido de Rivera ha sido la tercera fuerza política más votada, pero obtendría, si le salen bien las cuentas de sus cambalaches sobre la mesa de la Asamblea regional, la vicepresidencia de la Junta de Andalucía y unas cuantas consejerías. No está mal.

¿Será eso suficiente para que los españoles les sigan votando en el futuro en el resto de España?, ¿bastará con esos juegos de vieja política para alcanzar algún día la presidencia del Gobierno de España? ¡Quién sabe! Yo, ciertamente, no lo sé; pero mi principal duda, como la de millones de votantes, reside en el comportamiento que adopte Cs con VOX. Mi amigo, sabio y fiel lector de mis columnas, Jorge Casesmeiro, cree despejarme, en corto y por derecho, mis dudas. Yo planteaba en abril de 2015: "La primera actuación de Ciudadanos en Andalucía, después de las elecciones autonómicas, sembró de dudas su futuro". Al final de mi libro Ciudadanos en la nueva España, fechado en Madrid el día el 20 de diciembre de 2015, me preguntaba: "¿Cómo mantendrá Cs esa inmensa ola de simpatía o entusiasmo que ha despertado en Andalucía? La respuesta pertenece tanto a sus dirigentes como a sus votantes". El 24 de diciembre de 2018, y hoy, 26 de diciembre, mantengo que si Cs, siguiendo al señor Valls, pactase de facto un cinturón sanitario a cuatrocientos mil andaluces, "se avecinaría un terremoto político que podría llevarse por delante a todos estos listillos". Tiempo al tiempo.

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