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Agapito Maestre

La dictadura de Chávez contra la democracia

Puede que la Plataforma Opositora pierda el referéndum, pero nos han enseñado que sólo los ciudadanos, sin otra ayuda que su ansia de libertad y vivir en común respetando las diferencias, pueden conseguir la victoria contra la dictadura.

Es difícil que un dictador pierda una votación, especialmente si el organizador de la elección es el aparato burocrático del régimen dictatorial. Encima, si ese régimen está asesorado por una de las dictaduras más viejas de nuestra época, la de Castro, resulta casi imposible que la Plataforma Opositora a Chávez en Venezuela gane el referéndum. Sin embargo, estamos obligados a soñar, porque el sueño de un demócrata, el anhelo de libertad, se convierte inexorablemente en la pesadilla de quien quiere ocupar hasta el lugar de nuestros sueños. Chávez es fundamentalmente odioso a los venezolanos, nadie olvide este detalle, porque ha querido ocupar hasta los espacio más íntimos de su privacidad. La no distinción entre lo público y lo privado es la característica más criminal de las dictaduras.
 
Naturalmente, Chávez y su totalitario régimen ha intentado destruir cualquier posibilidad de construir un espacio público al margen de sus peroratas, pero no lo ha conseguido. Ese es su gran límite. A pesar del abuso de la ideología, de la represión, de la ocupación de todos los espacios públicos, incluso de la utilización de la violencia, Chávez no han conseguido eliminar la creación de un espacio público al margen de sus majaderías. Y esto ha sido así, entre otras razones, porque todavía quedaban energías ciudadanas en un país que durante mucho tiempo fue referencia para las dictaduras vecinas. El movimiento ciudadano contra Chávez ha logrado, pues, rescatar esa tradición democrática venezolana, que fue definida, en el siglo XX, en 1958, por el "Pacto de Punto Fijo". Allí se definieron unas comunes "reglas del juego" político para el desarrollo de la democracia, que tuvieron como resultado cuarenta años de un régimen político sin dictadura. Es cierto que la democracia de Carlos Andrés Pérez y otros próceres parecidos no era para tirar cohetes, pero no es menos verdad que la conciencia democrática de ese período aún queda en la mente de millones de ciudadanos.
 
La Plataforma Opositora a Chávez ha logrado, pues, dos objetivos. Primero, construir un espacio ciudadano sin caer en las garras del totalitarismo chavista. Algo más que imposible, heroico. Los opositores a Chávez son verdaderos héroes. Son ciudadanos. Segundo, ha conseguido plantarle cara a una dictadura sólo con una voz común que ha surgido de la pluralidad de voces ciudadanas. Sólo por eso, porque la lucha en común de gentes de distinto pelaje y condición ideológica ha hecho posible que millones de voces distintas se expresen con una sola voz común, con un único espíritu democrático, estamos obligados a soñar la victoria contra Chávez. Soñemos con la victoria de los venezolanos, soñemos que el domingo ganarán el referéndum los opositores, la mitad del país, a Chávez. Soñemos que gracias a esa mitad se liberarán de la injusticia las barrigas agradecidas que cambian un voto por un mendrugo de pan. Soñemos que la Plataforma Opositora instaurará un régimen de libertades, iniciará un camino a la transición democrática, regresarán los miles de emigrantes, quizá más de la mitad de los mejor formados en Venezuela trabajan hoy en EEUU y España, y, sobre todo, comience el cambio de mentalidades, o sea, la gente, esa mitad del "pueblo" venezolano que ha comprado Chávez con pan duro, deje de sentirse dependiente de un dictador para recuperar su estatuto de ciudadano.
 
Soñemos y soñemos, porque ahora es un deber democrático, casi una necesidad, para quienes sabemos que el ser humano antes que libertad y racionalidad es sin razón y necedad. Soñemos, pero si nos despertamos con una derrota, dígamos con Rilke: "Quien habla de victorias / levantarse es todo". Puede que la Plataforma Opositora pierda el referéndum, pero nos han enseñado que sólo los ciudadanos, sin otra ayuda que su ansia de libertad y vivir en común respetando las diferencias, pueden conseguir la victoria contra la dictadura. ¡Qué poca ayuda, quizá ninguna, han recibido este movimiento ciudadano del exterior! ¡Qué vergüenza de IU! En fin, no importa que la ciudadanía, los demócratas venezolanos, que han conseguido sacarle un referéndum revocatorio al régimen de Chávez en Venezuela, pierdan la consulta, porque han conseguido entusiasmarnos a quienes los observamos desde fuera. Nos ha hecho creer que la democracia es aún posible. Más aún, la lucha de los demócratas venezolanos es ya un capítulo del gran libro del siglo XXI, titulado: "El hombre es demócrata o no es."

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