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Agapito Maestre

Las enseñanzas de Pamplona

Resulta ridículo pensar que la manifestación de Pamplona le hará cambiar de criterio a Zapatero. Es hombre de una única "idea". Además, no la cambiará porque no tiene otra de recambio.

Tres enseñanzas extraigo de la grandiosa manifestación de Pamplona. Primera, si se extrapola el número de manifestantes en las calles de Pamplona a las urnas, quizá UPN en Navarra, y el PP en el resto de España, ganen las elecciones con mayorías absolutas. De acuerdo con este pronóstico creo que Rajoy ya se ha hecho cargo de su destino. Bastaba verlo el sábado en un segundo término y sin subir al estrado de los oradores. Dejó que el protagonismo fuera de los ciudadanos que le exigían a Zapatero rigor democrático. Un imposible que el propio Rajoy trató de paliar el domingo, en la presentación de los candidatos del PP, ofreciendo a los españoles más y mejor democracia. Segunda, UPN repartió 50.000 banderas de Navarra, pero las manifestantes llevaban también la de España. Por fortuna, la bandera rojigualda, por si había algún foralista que dudase de la españolidad de Navarra, predominó en las calles de Pamplona de modo espontáneo y libre. Ningún partido político ni grupo social sugirió a los manifestantes portar la bandera de España. Ésta se exhibió de modo natural. Los navarros, decían los asistentes, sólo podemos ser españoles.

 Y, tercero, lejos de escuchar las demandas ciudadanas expresadas en las calles de Pamplona, el Gobierno sigue estigmatizando a quien se manifestó por la Constitución y por conseguir del Gobierno una mayor claridad democrática. Este alejamiento del Gobierno de la democracia es, sin embargo, una lección que le cuesta comprender a muchos periodistas melifluos. No sé, en verdad, si son más estultos que cínicos; lo cierto es que, después del éxito de la manifestación de Navarra, este tipo de periodista, justito de inteligencia y cortito de coraje, entona la palinodia sobre la oportunidad que tiene el Gobierno para acercarse a los constitucionalistas y abandonar sus enjuagues con ETA. Pobres. Quizá confundan el análisis de lo real con sus fingidas preferencias o, peor aún, no tienen "voluntad de verdad" sino de pastorear a sus lectores.

Creo que este tipo de planteamientos es una manera de distracción, en el sentido sajón de la palabra, de los ciudadanos. Todo menos aceptar la realidad de Zapatero y su Gobierno, que no es otra que negar las demandas ciudadanas en la calles y perseguirlas en las instituciones. Perder el tiempo planteando la oportunidad que tiene este Gobierno, después de la manifestación de Navarra, de entrar en la historia de la democracia defendiendo la Constitución y las propuestas de los demócratas es absurdo. Es una forma perversa de engañar a los lectores. Plantear así el asunto revela un absoluto desconocimiento de quién es Zapatero y qué partido político tiene detrás. Uno y otro sólo tienen una "obsesión": gobernar eternamente un trozo de España con el apoyo de los nacionalistas y terroristas.

Por lo tanto, resulta ridículo pensar que la manifestación de Pamplona le hará cambiar de criterio a Zapatero. Es hombre de una única "idea". Además, no la cambiará porque no tiene otra de recambio. Zapatero es un sectario en estado puro. Nunca prestará atención a las protestas de cientos de miles de personas en la calles. Porque son tipos que confunden las causas con los efectos, los periodistas que piden a Zapatero que se pase al bando de los demócratas jamás entenderán el sentido radicalmente democrático de la manifestación de Pamplona, o las anteriores de Madrid. No entienden que la gente sale a la calle para hacerse ciudadano, sí, porque el Gobierno no respeta su ciudadanía en las instituciones. Hay, en fin, cientos de periodistas que no les entra en sus entendederas que los españoles se manifiestan porque Zapatero está agostando todas las instituciones democráticas, empezando por la del propio Gobierno que no cumple con su principal fin racional, a saber, entregar la nación a los próximos gobernantes tal como la recibieron.

Porque el PSOE es un partido profundamente reaccionario y tradicionalista, jamás está dispuesto a cambiar sus opiniones de acuerdo con una lógica democrática de conflictos, acuerdos y cesiones entre los diferentes actores políticos. No, lejos de cambiar de posición de acuerdo con las lógicas conflictivas de una sociedad democrática y plural, el PSOE, como dicen los manifestantes que acompañaban al fino Pedro Almodóvar, sólo quiere ilegalizar y sacar de la vida política al PP.

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