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Agapito Maestre

Otra batalla por Madrid

Esperanza Aguirre nunca quiso reparar en esas bajezas. He ahí su gran carencia. Su fallo político más clamoroso. No ha sabido valorar todo lo que había detrás de esta lucha por Madrid, o peor, ha minusvalorado a sus enemigos.

La vacuidad de la última entrega de El País sobre espionajes con cámaras ocultas a políticos de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid hace sospechosa toda la "información" aparecida en las primeras entregas. Todo apunta a que es un montaje para destruir a Esperanza Aguirre. Entre los muchos actores que aparecen en este serial, resulta difícil señalar e identificar a alguien en particular como responsable de estas grabaciones ocultas. Por otro lado, supuesto que existiese algo parecido a un equipo de espionaje dentro de la Comunidad, éste no habría sido jamás creado por la administración actual sino que procedería de la época de Leguina. En fin, la confluencia de tantos y tan diversos intereses hace compleja, quizá imposible, la tarea de buscar los responsables exactos de este aquelarre periodístico y político.

En todo caso, hay algo evidente de este montaje. Terriblemente obvio. Este asunto beneficia al PSOE y, sobre todo, perjudica a Esperanza Aguirre. Estamos ante una nueva batalla en la lucha socialista por Madrid. El montaje es, según reconocen los perjudicados, burdo. Pero cruel. Es grosero, sin duda, pero eficaz. Y, sin embargo, Esperanza Aguirre ha vuelto a fallar, otra vez, en algo crucial para un político. No ha sabido evaluar la fuerza de los enemigos a que se enfrentaba. La reacción tosca y grosera de Zapatero –casi culpando al PP en general, y a la Comunidad de Madrid en particular, sobre el supuesto "espionaje" del montaje de El País– debería darnos una idea de todo lo que se juega en este embate el Gobierno de España.

En otras palabras, Zapatero no soporta gobernar en el "trozo" más grande de España sin contar con Madrid. La lucha por esta comunidad es decisiva para el PSOE en esta legislatura. Una vez que ha sido descuartizado el país con el Estatuto de Cataluña, el acoso y derribo del PP en Madrid es la gran novedad que introduce Zapatero en su política. Como ya dije aquí hace unos meses, no se respetará nada para conseguirla. Porque del ataque y eliminación de Esperanza Aguirre dependerá el futuro político de los socialistas, dije hace meses, y reitero ahora: nadie se extrañe que el PSOE recurra a todos los trucos más bajos de la política.

Esperanza Aguirre, sin embargo, nunca quiso reparar en esas bajezas. He ahí su gran carencia. Su fallo político más clamoroso. No ha sabido valorar todo lo que había detrás de esta lucha por Madrid, o peor, ha minusvalorado a sus enemigos. Por eso, creo que lo escrito hace ya meses, y como aviso para la presidenta de la Comunidad de Madrid, aún tiene vigencia. Permítanme, queridos amigos, que reitere alguno de mi análisis de noviembre:

Los socialistas han empezado una carrera sin limitación alguna contra los gobernantes de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. Están obsesionados y ansiosos por alcanzar esas plazas a cualquier precio. Tienen que aprovechar todas las fracturas del PP, que son muchas, para hacer sangre. Son sus principales objetivos para mantener a Zapatero en el poder en la próxima legislatura. Ya hay gente, incluso peperos miedosos, que ha empezado a dar signos de cansancio y comienzan a sumarse al coro de plañideras socialistas. Prepárense, señores del PP, para lo que les tienen preparados los de su casta, pues que, no lo olviden, ustedes forman parte de esa nueva casta política que ha creado el PSOE, aunque estén un escalón por debajo, dicho sea en honor a la verdad, de sus "creadores". Esta lucha no es por la libertad y la democracia, sino por el poder para dejar fuera de juego a los ciudadanos.

Cientos de síntomas hacen presagiar lo peor para la política madrileña. Será reducida a una caza y captura de los peperos. Tiempo al tiempo. La manifestación de los estudiantes fue sólo uno de esos síntomas, sí, una manera tan borde como sutil de crear una ambiente para expulsar de las instituciones de Madrid al PP. Sí, sí, insisto, para desalojar del gobierno de las instituciones madrileñas al PP (...). En fin, todo será bueno para los socialistas. Crearán tal olla a presión en Madrid que conseguirán hacernos insufrible la vida pública. Su único objetivo es llegar con ventaja a las elecciones (...). Prepárense, amiguitos del PP, para saber lo que es hacer oposición implacable y sectaria. Recuérdenle, de paso, a su líder, Mariano Rajoy, que observe los movimientos del nuevo jefe de la Ejecutiva socialista de Madrid y, sobre todo, que aprenda de esta gente a "hacer oposición". Bastaría que el PP imitara la mitad de lo que hace y, sobre todo, hará el PSOE de Madrid contra Aguirre y Gallardón, para llegar a disputar con ciertas garantías de éxito la presidencia del Gobierno a Zapatero.

La oposición socialista de Madrid no respetará nada ni a nadie. Cuentan, además, con casi todos los medios de comunicación, incluidos algunos programas de Telemadrid. Los medios de comunicación están prácticamente entregados, cuando no hacen "seguidismo", a esa política de oposición socialista, que, lejos de buscar consensos en las cuestiones esenciales, propicia la bronca, la agitación y crispación. Los argumentos, las razones y los logros conseguidos por el PP sólo serán excusas para imponer sobre ellos dogmas, locuras y utopías para instalar a los socialistas en el poder. Tengo la sensación de que nada ha quedado fuera de la mirada torva y atroz de quienes han diseñado, hace meses, una durísima campaña socialista contra los gobernantes de Madrid.

Será tan dura esa campaña contra el PP que la persecución a que ha sido sometido en las últimas semanas el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, señor Güemes, será un juego de niño comparado con lo que se viene encima. El ataque a las personas, especialmente sus vidas privadas, se pondrá por delante de la crítica ideológica o el ataque a la gestión. Toda la vida pública quedará reducida a sectarismo y crueldad. No crean que mi juicio está descontextualizado, o peor, es exagerado Basta mirar nuestro entorno para saber que el ambiente en Madrid está raro. En verdad, como diría un castizo, los socialistas han conseguido que ya sintamos cargado de miasmas sectarias y populistas el ambiente político en la comunidad de Madrid.

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