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Agapito Maestre

Pillos e irresponsables

Zapatero y su Gobierno no sólo tratan de culpabilizar a otros de sus problemas, especialmente al PP, sino que tampoco quieren responsabilizarse de nada, a veces ni siquiera de lo que podrían sacar cierta rentabilidad electoral.

El socialismo español nunca fue demasiado responsable con sus actos. Pero, a veces, reconoció sus errores, y aunque volviera a caer en ellos, es justo reconocer que alguna vez tuvo el sentido de la realidad justo para abrir un proceso crítico a los mismos. El propósito de enmienda fue, en algunos casos, tan evidente que condujo directamente a la renovación de algunas cúpulas dirigentes. El ejemplo reciente de Madrid es una prueba de lo que digo, pero, aparte de esas excepciones, empieza a ser ya un tópico que el PSOE y, sobre todo, el Gobierno no reconozca error alguno en sus políticas. No me refiero a la práctica perversa de gobernar con un discurso de oposición. Tampoco quiero hablar ahora de la obsesión totalitaria de los socialistas por buscar constantemente una víctima de todos sus problemas; por ejemplo, Aznar sería para los socialistas no sólo el personaje a batir, sino la víctima que tiene que ser, otra vez, sacrificada, aunque ahora ya no sea físicamente sino civilmente.

En los últimos tiempos, se le ha dado una nueva vuelta de tuerca a este "victimismo", que siempre ha caracterizado al Gobierno de Zapatero desde que llegó al poder. Tiene un nuevo componente que procede de su trato con el independentismo catalán. Los nacionalistas catalanes llevan toda la vida eludiendo sus propias responsabilidades y cargando todas las culpas en Madrid, y si por un "casual" los independentistas lograran su objetivo, seguirían con la misma cantinela, o sea, sin Madrid, siempre podrían echarse las culpas a Bruselas. Pues algo de eso está ya pasando con el Gobierno de España: o echa la culpa a Bruselas, o peor, echará la culpa de todos sus males al propio pueblo español.

Zapatero y su Gobierno no sólo tratan de culpabilizar a otros de sus problemas, especialmente al PP, sino que tampoco quieren responsabilizarse de nada, a veces ni siquiera de lo que podrían sacar cierta rentabilidad electoral. Este victimismo está llevando hasta el ridículo más esperpéntico al Gobierno que, incluso, ha terminando acusando de la subida de los precios a los ciudadanos porque no sabrían cuál es el valor real de "un euro". ¡Hay que ser muy estulto, quizá tanto como el ministro de Economía, para decir que los españoles somos unos patanes porque damos propinas de un euro cuando pagamos un café de 80 céntimos! Esta gente está tan enloquecida que han terminado por acusar al pueblo de sus desmanes.

Patético es el asunto, como ha dicho Javier Arenas; pero este patetismo, que debería de transmitir el PP a los ciudadanos para que el personal se entere de cuál es la ralea de su Gobierno y, de paso, cambie sus expectativas de votos hacia el PP, dista mucho de ser compartido por los ciudadanos de a pie, según siguen indicando las encuestas. De todos modos, si queremos aprender algo de la política francesa, miremos al gran cambio de Sarkozy respecto a Chirac y Mitterrand. En efecto, Sarkozy asume sus propias responsabilidades como gobernante, mientras que sus antecesores, Jacques Chirac y François Mitterrand, especialmente en su segundo mandato, las eludieron sistemáticamente refugiándose en los condicionantes exteriores, ya fuera la globalización, ya fuera Europa. Sarkozy, por fortuna, parece haber vuelto a colocar la política en el puesto de mando. La política no es cuestión de excusas sino de responsabilidades, o sea, de reconciliar voluntad y poder. Eso, precisamente, es lo que debiera asumir Rajoy durante esta campaña: responsabilizarse, y venirse un poquito arriba, para mostrar con nitidez a todos los españoles que tenemos un Gobierno de irresponsables.

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