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Agapito Maestre

Política contra hiperactivismo totalitario

Si el PP no desarrolla cuáles son las medidas concretas para reformar el actual mercado laboral no me creeré nada, o peor, tendré que criticar que su propuesta de la "reforma del mercado laboral" es tan timorata y vacía como la del Gobierno.

Mientras que Zapatero se hace fotos con sus ministros, dice una persona muy cercana a Rajoy, el PP elabora un plan para salir de la crisis económica y financiera. Zapatero es un irresponsable que sólo busca votos, insiste esa fuente del PP, mientras que Rajoy quiere soluciones para resolver los problemas de millones de españoles. Vale. Imaginemos que eso es verdad; pero después de la presentación de esas medidas, será necesario que el PP las comunique a través de todos los medios de creación de opinión pública a su alcance. Es conveniente que todos los políticos del PP las hagan suyas y consigan transmitirlas, hacerlas visibles, a los ciudadanos.

No basta un acto efímero de presentación a los medios de unas medidas más o menos racionales. Es menester hacer política: hablar, comunicar, en fin, dialogar con los ciudadanos para hacerles ver, primero, que son medidas viables y plausibles; y, posteriormente, son medidas para discutir y pactar con el Gobierno. O el PP hace genuina política, o sea, trata de mostrar a los ciudadanos por tierra, mar y aire que los problemas sociales no se resuelven de una vez por todas, y que a cada momento de la historia le incumbe su solución parcial, o estará imitando, quizá con un poco más de grandeza, la reducción de la política a mera sobreactuación y engaño, sí, a los embelecos populistas a los que Zapatero está acostumbrando a las masas de españoles, esa gente que hace tiempo dejó de actuar por sí misma.

Por lo tanto, aunque las soluciones que ofrece para reformar el mercado laboral son inexistentes, resulta sugerente el plan presentado por el PP para atajar la crisis económica. Es sugerente, desde el punto de vista político, porque intenta tomar la iniciativa sobre la cansina y repetitiva sobreactuación del presidente del Gobierno de España, que hace como si trabajara, cuando ya todos los políticos ilustrados, o sea, todos los agentes políticos genuinamente democráticos saben que este presidente ha concentrado toda su actividad en una vieja y triste misión, su única misión, conseguir "obediencia por la obediencia". Zapatero cambia ministros, se hace fotos y más fotos, simula actividad y actividad con el único y último objetivo de ocultar el miedo a la libertad y a la responsabilidad, endémico mal, que padece la sociedad española.

Zapatero, sí, conduce con paso firme a la mayoría de sus votantes hacia lo irreal, incluso hasta hacerles perder su dignidad, a través de la esclavización psicológica, el lavado de cerebro, las enseñanzas hipnóticas, los métodos de la propaganda y, en fin, todos esos medios que obran como máquinas aplanadoras de la ciudadanía democrática. Zapatero sólo aspira a la sumisión no tanto por castigos a quienes le discutan, o cuestionen su inoperancia, cuanto mediante premios a conductas disciplinadas y predecibles, por ejemplo, el silencio cómplice e irresponsable de los sindicatos es el modelo ideal de sumisión de la utopía socialista.

Si el PP no quiere caer en ese modelo de sumisión, tendrá que explicar a los ciudadanos que sus soluciones a la crisis son viables pero, sobre todo, tendrá que asumir la crítica a ese plan; por ejemplo, si no desarrollan con otro documento cuáles son las medidas concretas para reformar el actual mercado laboral, de forma que frene el paro y estimule el empleo, no me creeré nada, o peor, tendré que criticar que su propuesta de la "reforma del mercado laboral" es tan timorata y vacía como la del Gobierno, entre otras razones, porque los del PP tampoco quieren enfrentarse a los reaccionarios sindicatos españoles.

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