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Agapito Maestre

Resignación, resistencia y dignidad

El problema duro, sin embargo, no es el nacionalismo, sino su aliado nihilista, el socialismo, que le dará todo, mientras lo mantenga en el poder. ¡Lo pagará!

El estoicismo, esa incómoda filosofía ajena a la academia, acabará siendo la pieza esencial para acabar con los separatistas. Los ciudadanos españoles residentes en Cataluña y País Vasco saben que aguantar es todo. El resto de España, de los españoles que no viven en esas zonas del territorio nacional, están con ellos. Llegará el día, más pronto que tarde, que toda España estará implicada y en lucha contra el miserable separatismo. El estoicismo, esa filosofía popular de España, terminará con los nacionalismos. Los españoles están acostumbrados a hacer de la necesidad virtud. En efecto, si los españoles de Cataluña y País Vasco llevan soportando la presión tiránica del nacionalismo 25 años, no les quepa la menor duda que seguir conllevando otro tanto a este personal. Así es de resignada, estoica y digna una ciudadanía que no cambia su libertad por llenar el estómago.
 
El pensamiento que no se elige, sino que nos viene impuesto por la dramática circunstancia por las que pasa España, no será vencido por la verborrea comunitarista y totalitaria de los nacionalismos catalán y vasco. Una sola arma, la resistencia, y una sola exigencia, la dignidad humana, serán suficientes para terminar con el nacionalismo y su acólitos. Porque ellos, los enemigos de España, intuyen estas verdades populares, aprovechan cualquier asunto para minar nuestra resistencia y rebajar nuestra dignidad. Todo será en vano. Terminará volviéndose contra ellos. Molestar a quienes aún se emocionan cuando juega la selección nacional de España en cualquier deporte es su penúltima patochada Ahora, a propósito del hockey sobre patines, montan el circo de crear una selección "nacional" catalana, pero el ciudadano no monta en cólera. No, al contrario, sonríe y exclama: ¡Cuanta estulticia, cuanto traidor reunido ante símbolos anticonstitucionales!
 
El problema duro, sin embargo, no es el nacionalismo, sino su aliado nihilista, el socialismo, que le dará todo, mientras lo mantenga en el poder. ¡Lo pagará!

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