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Agapito Maestre

Sanchismo y oportunismo

Sanchismo y oportunismo son las dos principales barreras para relanzar la democracia en España.

Sanchismo y oportunismo son las dos principales barreras para relanzar la democracia en España. Me explico. El domingo pasado, día 2 de mayo, escribí que el mal se desvanece lentamente; a veces ni siquiera notamos su desaparición. Pero, sin apenas originalidad, predecía que los madrileños saldrían a votar el 4 de mayo sin complejos contra la rabia del sanchismo. Fijaba mi mayor deseo en que fuese derrotada la performance de la violencia montada por Podemos y el PSOE. Creo que los resultados satisfacen mis augurios. Ha ganado la cordura. Alegrémonos. Madrid es el modelo para el resto de España. Hay un par problemas que resolver para hacer viable este modelo de Ayuso y Monasterio, es decir, de PP y VOX.

El primero se llama sanchismo. Me parece que hoy son mayoría los españoles, incluidos los votantes de Más Madrid, PSOE y Podemos, que consideran ridículo presentar a la sociedad española como violenta y perseguida por el "fascismo". Y, por el contrario, no es descabellado mantener que los españoles seguiremos siendo perseguidos, especialmente en nuestras libertades, por los socialistas, los comunistas y los separatistas. Basta observar el mal perder del Gobierno de España ante los resultados de Madrid para saber que esta gente persistirá en su política doctrinaria, es decir, siguen instalados en un concepto pobre de la realidad y, por ende, su doctrina está concebida con conceptos también pobres. No sólo desconocen los sucesos históricos, sino que se basan en una historia falseada y parcial. Nadie espere nada de Sánchez y su tropa. Son terriblemente reaccionarios. Su lenguaje es violento y sus acciones lo avalan. Seguirán hablando de sociedad fascista y, lo que es peor, reforzarán su pacto de hierro con los separatistas y Más Madrid, que son la otra cara de Podemos y el comunismo bolivariano, o sea totalitarismo sobre totalitarismo.

El segundo problema para volver a democratizar el país está en la dirección del PP. Si dejo aparte el cinismo, decir lo contrario de lo que se piensa, es el oportunismo, dar más importancia a la realidad del momento que al ideal, el peor de los vicios que deberían vencer Casado y su directiva. Fue oportunista Casado cuando se tiró a la yugular de Abascal en el Congreso de los Diputados, en la moción de censura de Vox contra el Gobierno, y persistió en su oportunismo cuando no permitió elecciones en Murcia. Fue oportunista Casado al aceptar a regañadientes las elecciones de Madrid y ha sido oportunista atribuyéndose los resultados de Isabel Díaz Ayuso. Comience el señor Casado, si quiere ser creíble, por pedir perdón a Santiago Abascal por su violenta reacción, casi propia de un fanático, y persista en reconstruir los puentes con un partido que tiene más representación que el PP en Cataluña y da estabilidad al mesogobierno de Andalucía.

El doctrinarismo del primero y el oportunismo del segundo, a todas luces reaccionarios, podrían ponerse pronto a prueba si Sánchez, que preside un Gobierno tan ilegítimo como ineficaz, convocase ya elecciones generales. Sería la única manera de extraer un ideal de la realidad, una idea de la democracia de la actual cochambre de los partidos políticos, algo digno de ser plausible. Claro que las elecciones del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid pueden extrapolarse a unas elecciones generales en España. Es tan rico y complejo su efecto que provoca vértigo en el poder de Sánchez y Casado.

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