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La desgracia del homosexual

Sin duda hay homosexuales que sufren por su condición, pero normalmente es resultado de la intolerancia de su entorno. Su desgracia no es ser homosexual, sino estar rodeado de gente prejuiciosa que no los acepta como son.

pablocj dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 17:24:

1º Que en ningún momento he visto que libertad digital se haya definido o etiquetado como un periódico exclusivamente liberal, sino que cubre un amplio espectro derecha-liberal-conservador.
2º Parece que los que se rasgan las vestiduras ante unas opiniones en las que no se aprecian la homosexualidad, andan equivocados en el concepto teórico de ser "liberal". Creo que para ser liberal no te tiene que parecer bien todo, simplemente tienes que tolerar. Pero parece ser que tampoco se tiene claro lo que significa "tolerar". Tolerar es soportar o respetar algo que no te parece bien o lícito. Si te encantan los homosexuales, no estás siendo tolerante(tampoco estás siendo intolerante, claro está), puesto que es algo que te parece bien, simplemente no se da la situación en la que tienes que soportar algún comportamiento o ideas que no compartes.
3º A veces la gente discute en un plano excesivamente teórico. No se puede coger una idelogía y convertirla en norma. Yo no me considero liberal(tomándolo como dogma), pero si veo diferentes teorías e ideologías como liberalismo, socialismo, etc. Creo que el liberalismo sería la que crearía la sociedad más justa ylibre, pero esa sociedad es utópica. Es imposible puesto que la ideología teórica llega a un punto en el que pretende predecir los comportamientos de todos los individuos. Eso es imposible.
Como dice Albert, los comportamientos intolerantes se deben combatir mediante la presión social, la discusión... Eso queda muy bien sobre el papel, pero en la realidad, tenemos materialmente tiempo y capacidad para que la sociedad de bien se organice y cada uno de los individuos se dedique a realizar esa presión e intentar mandar al ostracismo a los intolerantes?? Es utópico, desde luego la teoría es la adecuada y a la que habría que intentar aproximarse, pero en la realidad hay que ser práctico.
Yo por eso también creo que la tradición y la constumbre de un lugar son un buen punto de partida para resolver un conflicto de este tipo , cuando tenemos que salir del papel y aplicarlo a la realidad. Es decir, en nuestra sociedad, avalado por siglos de costumbre, podemos decir que , en general, no está bien visto el nudismo o ciertos comportamientos, fuera del ámbito privado, pues no es un mal punto de partida para regularlo de alguna manera, puesto que cultural y socialmente, esos comportamientos resultan ofensivos (es decir empiezan a chocar con la libertad de otros individuos) para alguna parte de la ciudadanía. Es decir, afrontar cada problema de manera individual y no según un manual teórico, ya se llame liberalismo o se llame comunismo, aunque me guiaría con ese "manual liberal".
Pd: Albert, aunque has cerrado tu blog, espero que sigas colaborando en libertad digital regularmente para que podamos seguir leyéndote. Un saludo.

Minaya dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 16:43:

Sr. Esplugas, alguien puede estar convencido de que una cierta condición es una tara o un problema para alguien sin que por eso lo odie. Por ejemplo, los cristianos coherentes con el mandato de "ama al pecador aunque odies su pecado".

A este respecto, lo cierto es que la esperanza de vida (una media) de los homosexuales activos es mucho menor que la de los naturales o la de los homosexuales castos. Un estilo de vida que tiende a acortar la vida puede ser visto legítimamente como perjudicial, independientemente de las convicciones morales de cada uno.

Por otro lado, no deja de ser inquietante la presión violenta del lobby gay para que la homosexualidad dejase de considerarse como enfermedad. Teniendo en cuenta que en el Cristianismo se enseña a cuidar y amar a los enfermos como a Cristo mismo, a uno se le ocurre que en una civilización cristiana el lobby gay debería presionar para que la homosexualidad se considerase enfermedad en lugar de vicio (como se ha hecho con el alcoholismo, por ejemplo).

La explicación que se me ocurre es inquietante. Como buenos progres, el lobby gay sabe que en una civilización postcristiana el destino de los enfermos es la eutanasia. De ahí su interés en quedar de lado menos peligroso de la línea.

Cehegine dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 15:03:

Después de leer el artículo y los comentarios, me reafirmo en mi idea de que el homosexualismo es una desgracia. No atacaré a nadie, tenga el defecto que tenga, pero de ahí a que tenga que decir yo que me parece estupenda la homosexualidad, hay un ABISMO.

No acepto - alguien me criticará por intolerante- que nadie me obligue a aceptar lo que no me gusta. Al pan, pan, y al vino, vino. Si ahora resulta que no tenemos la libertad de elegir entre lo que nos guste o no, no veo dónde está la tan ansiada, cacareada libertad. A mí me caen mal los homosexuales en general, como tampoco me gusta la gente que dice tacos o se mete el dedo en la naríz, y no he encontrado ninguno digno de mi amistad ¿Se me obligará a incluir uno ó dos en la lista de mis amistades, para que no se enfaden?

Señores: la familia no la podemos elegir, pero los amigos sí. Yo elijo a los míos, y los elijo según mis preferencias ¿está claro?

¿O es que todos hemos de pensar lo que unos cuantos quieren?
¿No se puede disentir?

Yo lo considero una desgracia: alguien que desea lo que no se le ha dado y sabe que no se le dará, es lógico que se sienta desgraciado. Si no, ¿por qué tanto esfuerzo por convencernos a los demás de las "maravillas" de su situación?
En mi opinión, el sexo entre personas del mismo ídem no lleva a ningún sitio. Cierto que 2 mujeres pueden tener hijos, pero no es "compartido", sólo será de una de ellas, y además, tienen que recurrir para este "teatro" al varón... luego no entiendo que no pueda soportar al hombre, pero lo necesite para colmar sus ansias de maternidad... creo que hay demasiada comedia en este tema.

Respecto a los ejemplos de otras desgracias que se han comentado, imagínense qué pasaría si para no abochornar a los cojos, todo el mundo tuviera que cortarse una pierna... ¡DEMENCIAL!

A mí me gusta la pluralidad: hombre-mujer, mujer-hombre. Los "ajuntamientos" de maricones y lesbianas, además, me parecen contrarios a la ley de paridad del gobierno: en esas casas solo hay un sexo ¿cuando meterá mano en ese tema el iluminado de la Moncloa?

Obtuso dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 14:42:

Aunque se llame Libertad Digital, este periódico tiene mucho de ultraconservador y ultracatólico y muy poco de liberal. Es curioso cómo bajo el cartel de liberales se esconden los seres más reaccionarios.

Enhorabuena a Don Albert Esplugas por su artículo.

rawolf dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 14:40:

AlberEs

Entonces, tan liberal y legítimo es rechazar la homosexualidad, por contraria al progreso del orden social liberal, como hacer (a mi juicio, grotesca) apología de la misma.

Es decir que es liberar y legítimo aplicar el ostracismo y la presión social en ambos sentidos.

Respecto a algún comentario acusándonos de promotores de la eugenesia a los que consideramos la homosexualidad una práctica antisocial por no favorecer el incremento demográfico necesario para el progreso social, una cosa es juzgar (en el sentido de emitir un juicio, tener una opinión acerca de algo) un comportamiento y otra, muy distinta, promover o practicar la eliminación del que realiza la, opinable, conducta antisocial.

Erbilyos dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 14:33:

AdMiles: en todos los diarios online encontrará burradas entre los comentarios de los lectores, o comentarios con los que esté en profundo desacuerdo. ¿Por qué iba a ser diferente LD? Aquí no se exige carné de liberal para entrar y comentar; así que tenemos, desde progres, hasta derechistas furibundos. Por otro lado, si todos los miembros y colaboradores de LD fueran liberales fetén, pata negra, 100%, como Albert Esplugas, LD sería un medio de comunicación muy minoritario, y probablemente ya habría tenido que cerrar.

jav1356 dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 14:23:

Pienso, en primer lugar, que la opinión de Albert está más matizada y es más respetuosa con la contraria que en el caso de Marco. Vamos, pues, mejorando. Por otra parte, en los comentarios se va asentando, creo, la opinión compartida de que los homosexuales merecen el máximo respeto, pero también de que ese respeto no se menoscaba por considerar que la homosexualidad, además de una opción vital, es una "desviación" del uso natural de la sexualidad. Que desterremos términos como "aberración", "inversión", "perversión", incluso "defecto", que tienen una evidente carga peyorativa, parece deseable. Sin embargo, parece demasiado pretender que ser homo- o heterosexual sea indiferente, una mera "opción", sin relevancia desde el punto de vista erótico, moral, legal, sociológico, etc. Yo no hablaría de cojera, pero me parece que la relación de un homesexual con su sexualidad, incluso con su corporalidad y con la de los demás, es mucho más "dramática", "difícil", "compleja", que en el heterosexual. Por cierto que probablemente viene de ahí una especial (hiper-)sensibilidad que hace del homosexual algo "especial" y "extraordinario", si se quiere ahora en el sentido más positivo de estos calificativos. En fin, creo que el homosexual puede perpectamente encontrar su lugar natural en una cultura tolerante. Pero creo que ello pasa por declarar, eso sí, aberrante el "orgullo gay", y por no empeñarse en que su único problema procede de la incomprensión "homófoba". Ser liberal exige tolerancia, pero no sostener que "todo da igual".

AlbertEs dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 12:13:

pablocj,

Tienes razón en que el último párrafo es aplicable a otros fenómenos, como el de la intolerancia de los inmigrantes musulmanes radicales. Pero como digo en el párrafo anterior, la libertad ampara comportamientos (pacíficos) y expresiones intolerantes, y la forma de combatirlos es mediante la discusión, el ostracismo, la presión social etc. Pero no mediante leyes coactivas, limitando la libertad de expresión, la libertad de vestimenta etc.

Un saludo

Albert

Genjo dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 12:07:

"Su desgracia no es ser homosexual, sino estar rodeado de gente prejuiciosa que no los acepta como son"
Aceptar a una persona no significa no poder hacer un juicio valorativo sobre sus principios o sus comportamientos.

portner dijo el día 15 de Julio de 2010 a las 12:03:

En el mundo animal -monos, pingüinos, jirafas...hasta perros y gatos- incluso en el mundo entomológico y de los moluscos, la homosexualidad y la bisexualidad son parte de la naturaleza.
Ni que decir tiene del ser humano, si bien en él se trata de una actitud emocional, alejada de la pauta instintiva del animal.
Rompiendo tabúes y estigmas, cosa loable de por sí a sabiendas del calvario padecido, hoy la homosexualidad -y esto es lo grave- ha dejado de ser una condición, para convertirse en un derecho, incluso en determinadas estéticas del comportamiento juvenil y relativo a la moda, un deber.
Esto conlleva a apartarse del término homosexual, y del sentido puramente estricto del individuo, abrazar consignas colectivistas, publicitando alternativas de ingeniería social.
La unión de parejas sobre la base del matrimonio; la adopción ante la imposibilidad de la concepción; los padres o las madres alterando la figura del padre y la madre (incluso la padre o el madre bibiánamente hablando). Es el resultado de un proceso de imposición sociológica que tiene su raíz, si bien en un trato históricamente injusto, en un concepto de modernidad malentendida, de adulación y finalmente de aceptación posibilista.
A lo cual cabría decir que la configuración de nuestra sociedad, no debiera pertenecer ni a sectas, ni a colectivos, ni a lobbys o grupos de presión que se atribuyen méritos falaces. Se trata más bien de un proceso evolutivo e histórico en dónde se aúnan fuerzas para adaptarnos a nuestro entorno y en dónde se infieren procesos espontáneos de readaptación. La homosexualidad ya es una aceptación social, pero convertirlo en un estilo de vida o en paradigma de conducta, es una aberración sociológica y psicológica.