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Alberto Acereda

Moratinos se explica

Miguel Angel Moratinos, el designado futuro Ministro de Exteriores del próximo gobierno socialista de España, acaba de publicar un artículo en el diario norteamericano Wall Street Journal (martes, 30 de marzo de 2004). Bajo el título “Spain’s New Course” (“El nuevo rumbo de España”), el futuro ministro intenta explicar a los lectores norteamericanos la nueva política del gobierno socialista y su visión del papel de España en el ámbito internacional. Para el futuro ministro articulista, “nadie debería creer que la derrota del gobernante Partido Popular fue ningún tipo de mensaje a los despreciables terroristas sobre el hecho de que ‘habían ganado’. El verdadero mensaje –enviado por el pueblo soberano ejerciendo su voluntad popular– fue que España quería un cambio profundo. Los hechos de ese desgraciado día, y aquellos que ocurrieron después –el modo irresponsable con que el Presidente José María Aznar manejó la información al público– sólo reforzaron las inclinaciones electorales del pueblo”. Moratinos y sus compañeros socialistas saben, aunque pretendan ignorarlo, que los papeles desclasificados del CNI dan la razón al gobierno de Aznar y a su ministro Acebes en el sentido de que nunca hubo mentira ni engaño al pueblo español por parte del gobierno del PP sobre el curso de las investigaciones tras la matanza terrorista del 11-M. Las dudas, la confusión, la invención del supuesto terrorista islámico suicida, la llamada a concentraciones frente a la sede del PP el día de reflexión y el modo irresponsable de utilizar el terror y el luto no vino del gobierno de Aznar, sino de los medios de comunicación afines al PSOE, el mismo partido al que pertenece Moratinos. Por eso, hoy sabemos ya, porque las hemerotecas no engañan, que la derrota electoral del PP no fue ni pudo ser nunca debida a su apoyo a EE.UU. en la Guerra de Irak. De ser esa la causa, tal derrota ya la habría sufrido el PP en las elecciones de mayo de 2003 y no fue asi. La derrota del PP el 14-M es consecuencia de una ilegítima campaña de acoso y derribo a la verdad que ha llevado a lo que en otro lugar hemos llamado “la vindicación de España”.
 
Como la tesis del artículo del futuro ministro se apoya en una premisa errónea, su desarrollo y conclusiones necesariamente incurren en constantes incongruencias. Baste como ejemplo la afirmación Moratinos de que el nuevo rumbo de los asuntos internacionales del gobierno socialista consistirá en “el regreso a la política exterior que España tenía en 1979”. O sea, que el futuro ministro articulista quiere llevar a España a la misma política que en 1979 tanto criticaron desde el PSOE: la política de aquel Suárez al que tildaron de ‘árbol caído’ en el Congreso, la política de la España sin apoyos internacionales para combatir a ETA, la de los años de nula colaboración francesa y europea con España en la lucha antiterrorista… A eso, dice el futuro ministro articulista, hay que volver. Si Moratinos apuesta por el retorno a 1979, que nadie olvide que esos son los años que desembocaron en la creación socialista de grupos mercenarios como el GAL. Ese es el nuevo rumbo de España: la vuelta al felipismo, a los años ochenta del pelotazo, el servilismo y la corrupción. A renglón seguido, Moratinos justifica que tal regreso a 1979 se debe a que “la política exterior del Sr. Aznar se basaba más en la retórica que en la acción efectiva, y que ahora ha sido rechazada sin ambigüedades por el pueblo español”. Al margen de que tal afirmación olvida conscientemente (porque no interesa decirlo) que al PP lo han votado casi diez millones de españoles, más del 37 % del total de votantes, lo lamentable es que también el futuro ministro articulista olvide que si se trata de hablar de “acciones efectivas”, ningún otro gobierno como el del PP ha sido más efectivo en acciones legales y democráticas para acabar con el terrorismo. Mírese, si no, el número de terroristas detenidos y puestos a disposición de la justicia por el gobierno de Aznar entre 1996 y 2004. Si se trata de “acciones efectivas”, el futuro ministro articulista puede también recordar los cientos de muertos que se salvaron sólo esta pasada Nochebuena de 2003 en Chamartín y lo mismo a mediados de febrero de 2004 gracias a la infraestructura policial y de seguridad del gobierno Aznar.
 
El artículo de Moratinos prosigue con otras apreciaciones varias, entre ellas la afirmación de que “el mundo hoy es menos seguro que hace un año”. Claro está que en su calidad de antiguo enviado de Naciones Unidas a Oriente Medio, el futuro ministro articulista conoce a su modo la realidad mundial. Por eso olvida que en Afganistan ya no hay talibanes, que en Irak ya no gobierna un tirano genocida que gaseó a millones de seres humanos y permitió a sus dos hijos cometer las mayores violaciones de mujeres en todo Irak. Por eso olvida que en España el terrorismo de ETA estaba hasta el 14-M casi acorralado y por eso obvia que fueron los terroristas el 11-S quienes asesinaron a más de tres millares de norteamericanos. Cuando el futuro ministro articulista olvida estas cosas, a uno le vienen a la cabeza sus saludos y abrazos a Yaser Arafat, probado terrorista y proveedor de fondos financieros de terroristas de Al-Fatah, de Hamas y otros grupos de similar perfil a los que asesinaron a doscientas personas en Atocha el 11-M. Y para terminar, en cuanto a las tropas españolas en Irak, dice Moratinos que “España cesará las ‘fuerzas de ocupación’ allí el 30 de junio, bien sea porque la ONU, a petición del gobierno legítimo de Irak, asuma la autoridad y constituya una nueva fuerza internacional; o simplemente porque nuestras tropas regresarán”. Lo que aquí este futuro ministro articulista llama “fuerzas de ocupación”, son las fuerzas que la inmensa mayoría de los iraquíes aprueba como único medio de protección frente al terror.
 
Para los lectores que a diario nos asomamos al Wall Street Journal resulta muy significativo que Moratinos publique su artículo justo una semana después del que el propio Aznar publicara otro en este mismo diario con el título “The truth about March 11th” (“La verdad sobre el 11 de marzo”). Esa verdad que presentaba Aznar es la verdad que quiso borrar la campaña de extorsión y manipulación de la jornada pre-electoral, la campaña antidemocrática que ya van conociendo poco a poco los españoles. Por eso vale la pena no olvidarla, para no volver a cometer esos errores y para entender la incoherencia de las tesis del que será el nuevo ministro de exteriores del gobierno de ¿España?. Hablando del exterior, el nuevo ministro articulista ha de saber que quienes vivimos de verdad en el “exterior” de España, quienes compartimos día a día la realidad de ser y sentirse “español fuera de España”, quienes amamos a España por encima de ideologías de partido, estamos muy agradecidos a la labor desarrollada por el gobierno de Aznar. Con todo, a españoles como a mí y como tantos con los que me encuentro cada día, nos gustaría ver al futuro ministro de exteriores haciendo cosas útiles para nosotros, los españoles en el exterior. Por ejemplo, el futuro ministro podría mejorar los servicios de las embajadas y los consulados, asegurar un trato más cordial y más personalizado a los españoles residentes en el extranjero, fomentar más la presencia de España en las universidades extranjeras, defender sin partidismos el retorno de los españoles a su país y a sus centros de investigación, o bien crear empleos también para los hijos de los españoles emigrados que deseen regresar. Bien hará el nuevo ministro en dejarse de tanto artículo en inglés traducido y hacer que las tropas españolas en Irak se queden donde están. Se lo agradecerán los iraquíes y se lo agradeceremos los españoles que vivimos en el extranjero y que, aunque por correo, también votamos.

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