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Alberto Acereda

Unas primarias decisivas

En el GOP se está dando una verdadera batalla de ideas y una posible revitalización dentro del partido. El objetivo es recuperar la mayoría en el Congreso y hacer frente a la socialdemocracia de Obama.

Antes de las cada vez más esperadas elecciones intermedias de este noviembre en Estados Unidos, deben celebrarse las primarias internas de cada partido a nivel estatal para elegir un número importante de representantes y senadores al Congreso en Washington. A día de hoy, hay dos elecciones al Senado dentro del Partido Republicano que definirán en parte el futuro de la derecha norteamericana. Las dos tienen ciertos paralelismos pues resultan ser dos batallas entre un candidato del "establishment" dentro del GOP y otro de fuera que busca impulsar una agenda liberal-conservadora, alejada de centrismos apaciguadores.

Hablamos de las elecciones senatoriales en Florida y Arizona. Al primer grupo del "establishment" pertenecen tanto el actual gobernador de la Florida, Charlie Crist, como el actual senador de Arizona, John McCain. A uno y otro se les oponen sus respectivos contrincantes, Marco Rubio y J.D. Hayworth, definidos ambos como conservadores y muy cercanos al creciente movimiento del "Tea Party". En la Florida, el joven americano de origen cubano Rubio tiene todas las de ganar. En Arizona, las cosas no están tan claras pero el análisis de esta última lucha electoral ayuda a explicar algunas cosas.

Tras el fracaso en su campaña presidencial en 2008, y con setenta y tres años ya cumplidos, John McCain se presenta de nuevo a la reelección como senador por Arizona. Pocos hasta ahora habían retado a nivel local al senador McCain que pretende ahora ser reelegido en las primarias republicanas de finales de agosto y luego ya en las intermedias de noviembre para un quinto mandato en el Senado. En Arizona viviremos unas primarias cerradas, es decir, que el millón largo de votantes republicanos registrados en el GOP a nivel estatal tendrán derecho a votar sin participación de independientes o no afiliados. Se trata de un paso importante para el control del proceso de nominación, algo que favorece a Hayworth.

McCain tendrá ante sí a un contrincante que no resultará tan fácil de superar como algunos analistas o encuestas han sugerido. Hayworth es un tipo sin pelos en la lengua que irrita a muchos pero que gusta a otros tantos. Veintidós años más joven que McCain, Hayworth pertenece a la famosa "ola conservadora" que arrasó en las elecciones de 1994 bajo la batuta de Newt Gingrich. Hayworth se presentó entonces por vez primera al Congreso y obtuvo un escaño como congresista. En 2006, con el enrarecido ambiente contra George W. Bush por la guerra de Irak, Hayworth perdió su puesto en el Congreso ante un político demócrata local que ahora se tambalea en las encuestas y que, como congresista, ha venido votando con Obama y Pelosi todas y cada uno de las leyes siguiendo el férreo dictado de su partido.

Desde 2007, Hayworth se dedicó a explicar sus principios al hilo de la actualidad diaria en un programa de radio local en Phoenix de gran audiencia. Hayworth se autocalifica como un conservador consistente y no oculta sus ideas, sacando a la luz el tipo de republicanismo centrista de McCain, que Hayworth juzga como errado y falso moderantismo. Tampoco pierde ocasión Hayworth para contar con pelos y señales cómo McCain se opuso a los recortes fiscales de George W. Bush en 2001 y 2003; cómo McCain apoyó el intervencionismo económico y varios de los paquetes de "rescate" y "estímulo" de Bush y Obama, además de todas y cada una de las incoherencias de McCain en materia de leyes pactadas con los demócratas, como la errática ley McCain-Feingold (echada ahora atrás por el Tribunal Supremo) y otras iniciativas fracasadas sobre la seguridad fronteriza y el modo de solucionar la cuestión migratoria yendo del brazo de Ted Kennedy.

No extraña así que Hayworth sea visto por las organizaciones conservadoras en Estados Unidos más positivamente que McCain. Cuenta con mejores valoraciones entre grupos importantes como la conocida "Asociación Nacional del Rifle", los grupos antiabortistas y otras asociaciones ciudadanas contra el gasto gubernamental (como "Citizens Against Government Waste"), la "American Conservative Union", o "Conservatives for America", además del apoyo de influyentes columnistas y comentaristas, desde Rush Limbaugh a Mark Levin. Quizá por todo ello, en las últimas semanas, McCain ha cambiado su tono y dice cosas ahora que antes no decía o propuestas que antes rechazó, por ejemplo, en el asunto del envío de fuerzas de seguridad a la frontera con México.

Que McCain teme a Hayworth lo prueba todo esto así como las acusaciones de aquél al hilo de la emisora local de radio KFYI 550 y según muestran sus constantes y a menudo tergiversados anuncios contra Hayworth. Aun así, McCain ha aprovechado su amistad personal con Scott Brown y Sarah Palin para pedirles su apoyo. A ninguno de los dos les ha quedado otra opción que apoyar a McCain, como pago adeudado por haberles ayudado a ambos a adquirir visibilidad nacional, aspecto que ha irritado a muchos conservadores incluidos los miembros del Tea Party. Sin embargo, bien es cierto que son muchos los políticos dentro del Partido Republicano que no han dado todavía su apoyo expreso a McCain y que han preferido quedarse al margen de esta elección.

Resulta curioso que fuera el antes mencionado Charlie Crist quien quitando su voto a Rudy Giuliani y dándoselo a John McCain en las primarias presidenciales de Florida en 2008, cambió el rumbo de esa elección y elevó a McCain a la fallida nominación republicana para la presidencia en 2008. Crist está ahora más de veinte puntos por debajo de Rubio en las encuestas. McCain, por su parte, supera ahora claramente a Hayworth en las encuestas apoyándose en la idea de que su derrota abriría un posible triunfo demócrata en Arizona. En agosto veremos dónde queda todo esto. Lo importante al menos es que en el GOP se está dando una verdadera batalla de ideas y una posible revitalización dentro del partido. El objetivo es recuperar la mayoría en el Congreso y hacer frente a la socialdemocracia de Obama.

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