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Alberto Míguez

Comisionistas

Sostiene De la Rosa que el ministro Piqué es un “comisionista desagradecido” y que eso –que es un desagradecido- “lo sabe todo el mundo”.

Desde luego él no lo sabía porque para eso lo nombró presidente de Ercros, según recordó también oportunamente. Después hizo –De la Rosa- una pirueta dialéctica y terminó diciendo que todas las acusaciones contra Piqué en el asunto Ertoil eran falsas.

No me defiendas, compadre, debería decirle Piqué. Aunque ahora, seguramente, no son ya compadres.

De la Rosa y Piqué eran antaño amigos y residentes en Barcelona. Ahora son enemigos y viven a seiscientos kilómetros. La vida los ha separado. Uno pasó largas temporadas en la trena y otro vive en el Palacio de Santa Cruz, codeándose con gente principal y mayordomos de alto copete.

Si hubiera que hacer la historia de los desmentidos de Piqué sobre sus actividades pasadas como empresario y financiero, se llenarían varios volúmenes. Y todo indica que hay desmentidos para largo. Cuando Aznar se empeñó en nombrarlo Canciller, algunos se echaron las manos a la cabeza. Pero ya se sabe que Aznar nunca se equivoca. Y si se equivoca, da lo mismo.

Piqué debería estarle finalmente agradecido a De la Rosa, que sacó la cara en los juzgados por él. Pero como es un desagradecido no caerá esa breva.

Veremos lo que dicen los jueces franceses que siguen huroneando en torno a las comisiones pagadas por Elf. Por ahora, el único español metido en harina es el querido Daniel de Busturia recluido en la Ibiza de sus amores como Matutes, el ilustre antecesor de Piqué. Pero pueden caer más cabezas, agradecidas o no.

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