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Alberto Míguez

El carnaval de Niza

El famoso Carnaval de Niza se adelantó este año dos meses gracias a las gracias de los llamados “militantes antiglobalización”, un grupo de extravagantes individuos cuya principal misión consiste en incendiar sucursales bancarias, apedrear monumentos, orinarse en los jardines públicos y advertir a los viandantes aterrorizados que intentan acabar con el capitalismo y el euro.

Como en Seattle durante la cumbre de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o en Praga (cumbre del G-8), los “autónomos”, militantes de Herri Batasuna, gestoras pro-amnistía, anarquistas, trotskistas, izquierdistas, parafascistas y demás familia armaron hace unas horas en Niza la marimorena para animar sin duda la problemática Cumbre de la Unión Europea recién inaugurada. Los gendarmes franceses no se anduvieron con chiquitas y dieron leña a mansalva. Balance: unos cuantos heridos y unos cuantos detenidos, bombas lacrimógenas y operación cerrojo en la frontera con Italia. Faltaba José Bové, el animoso enemigo de las hamburguesas convertido en el nuevo “subcomandante marcos” de las vacas locas.

Pero el espectáculo más chusco del nuevo Carnaval de Niza lo ofrecieron sin duda los nuevos europeistas encabezados por el eurodiputado español José María Gil Robles -uno de los políticos más tristes de la derecha española, que no se distingue precisamente por su salero- y el ecologista Daniel Cohn Bendit, alias “Dani el Rojo” que encabezaron una manifestación a favor de una Constitución europea. “Dani” iba tocado con una peluca amarilla y su colega Gil Robles, encorbatado, le seguía obedientemente.

El más flaco favor que pueden hacer a su causa los marginales de la izquierda y la derecha es salir a la calle para romper escaparates y empujar a los apacibles jubilados que pueblan las calles de Niza durante casi todo el año. La reacción lógica es huir de estos bárbaros cuya única dialéctica consiste en tirar piedras y, si se tercia, cócteles molotov. Si estos individuos desaseados y vociferantes son los enemigos de la globalización, eso de la globalización debe ser algo interesante, habrán pensado no pocos ciudadanos de la villa mediterránea, a caballo entre Francia e Italia. Exactamente lo mismo sucedió en España hace unos años cuando se planteó el referéndum sobre la OTAN y los ciudadanos descubrieron quiénes eran los enemigos de la organización con Ana Belén, Víctor Manuel y demás familia a la cabeza.

En cuanto al matrimonio morganático Gil Robles-Dani el Rojo, consagrado en esa pintoresca marcha por las calles nicenses, la reflexión obligada sería repetir aquella frase de los flamencos: ¡no nos defendáis, compadres! Europa puede sobrevivir perfectamente sin estos neófitos del europeismo pasado por agua.

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