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Alberto Míguez

El extraño trío

El acuerdo firmado entre los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Alemania y Rusia para impedir que el proyecto de resolución hispano-americano-británico salga adelante en el Consejo de Seguridad plantea muchos más interrogantes de los que resuelve.

Primera pregunta: a la hora de la verdad ¿están dispuestos los tres países a utilizar el veto que les permitiría derribar el proyecto sea cual sea el número de países que lo apoyan? El veto ¿será triple o echarán a suertes quién se ocupa de revolcar por el cieno al detestable imperialismo americano y sus lacayos? ¿Le tocará tal vez a Rusia el papel de malo de esta película tirando por tierra su gran proyecto político de diálogo equilibrado con Estados Unidos, con las ventajas económicas y comerciales que esto supone? ¿O será la Francia del “rey Jacques” (Chirac) la que haga el trabajo sucio?

Segunda pregunta: una vez decidido el ejercicio del veto, ¿qué pasa si Estados Unidos decide ir adelante y atacar a Sadam Husein? ¿Se retirarán del Consejo de Seguridad? ¿Promoverán acaso una condena del atacante y sus aliados? ¿Están dispuestos los tres países, juntos y en unión, a cargarse el invento, es decir, el Consejo de Seguridad, como instrumento de la comunidad de naciones simplemente para fastidiar a Bush?

Tercera pregunta: el veto o la promoción del rechazo a la resolución 18 (la 1441 era la 17) significa ni más ni menos que romper la alianza que desde la segunda guerra mundial une a franceses y alemanes con los americanos. La cabeza de Saddam ¿compensará a Chirac y Schröder romper el vínculo transatlántico y muy probablemente también la OTAN? Cuando haya que comprometerse en operaciones como las de Kósovo o Bosnia ¿recurrirán al “amigo americano” o echarán mano del “ejército europeo”, ese ente de razón tan sonoro como inexistente?

Cuarta pregunta: el eje franco-alemán era hasta ahora la razón y la fuerza de la UE, en adelante quebrada gracias a la prepotencia de Chirac y el verde Fischer. ¿Podrán reconstruirla desde Paris y Berlín o preferirán que el tinglado se derrumbe? ¿Qué Europa quieren? ¿Un club franco-alemán basado en dictados indiscutibles y amenazas contra quienes se porten mal o prefieren una Europa de iguales donde todos opinan y nadie impone por narices sus puntos de vista?

Y quinta: la victoria pírrica en el Consejo de Seguridad contra la superpotencia ¿servirá acaso para lavarle la cara al colonialismo francés en Africa y sus legiones desplegadas o al imperialismo ruso en Chechenia? Las masacres de Costa de Marfil y de Chechenia ¿serán menos masacres tras haber castigado duramente a Bush y sus amigos? Obviando la resolución anglo-americana- española ¿ganan Chirac y Putin legitimidad en Abidján o en Grozni?

La alianza entre el gallo francés, el oso ruso y el buey alemán produce inevitablemente sorpresa e hilaridad, hasta tal punto son diferentes y en muchos sentidos antagónicos europeos y eslavos. El nada sospechoso Le Monde ha descrito así la triple alianza: “sin ser en exceso malévolos podría decirse que estos tres países solamente comparten haber comerciado con Sadam Husein y especialmente en el capítulo de armamentos” ¿Bastará el compadreo trilateral con el dictador para justificar esta insólita alianza?

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