Menú
Alberto Míguez

El pucherazo de Buteflika

El actual presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, fue reelegido este jueves por el ¡83 por ciento de los votos!, todo un record incluso en los países donde el ejercicio democrático suele ser un carnaval, como es el caso de Argelia. Más que una elección lo sucedido en Argelia se parece bastante a un plebiscito amañado de antemano aunque los observadores extranjeros (un centenar) aseguren que reinó una “absoluta transparencia” y que el poder no intervino para nada. Sinceramente cuesta trabajo creerles.
 
Los cinco candidatos de la oposición, que se temían lo peor, rechazaron los resultados, que calificaron de fraude a gran escala, estafa y amaño de un “déspota fascistoide” (Said Sadi). La impresión generalizada es que estas elecciones tendrán consecuencias muy negativas para el futuro del país porque demuestran que la deriva hacia usos del pasado —partido único, arbitrariedad, corrupción, caciquismo, etc— ha vuelto con la misma fuerza que en 1992, cuando las fuerzas armadas anularon unas elecciones que había ganado el FIS (Frente Islámico de Salvación) y desencadenaron así una guerra civil que todavía dura, aunque su ferocidad se haya reducido en los últimos tiempos. Buteflika utilizó la reducción de la violencia como carta electoral.
 
En algunas regiones la participación popular fue muy reducida, sobre todo en la Gran y Pequeña Kabilia donde los bereberes —enemigos acérrimos del poder central representado por Buteflika— se abstuvieron en su inmensa mayoría. En Tizi Uzú y otros centros urbanos kabiles hubo enfrentamientos entre jóvenes y policías. Pero por lo general los comicios se desarrollaron sin excesivos incidentes. El pucherazo se hizo, probablemente, durante el recuento y mediante un sofisticado sistema informático creado al respecto.
 
Las fuerzas armadas, el verdadero poder en la sombra o a cielo abierto, habían anunciado que no beneficiarían a candidato alguno. Es dudoso que hayan cumplido su promesa porque un resultado tan exagerado (de los 10.167.834 votos emitidos, 8.488.478 fueron para Buteflika) sólo se produce en un país como Argelia con el apoyo de soldados y gendarmes que, por cierto, no tenían esta vez derecho al voto.
 
Nada más conocerse los resultados, Alí Benflis —el principal oponente a Buteflika— advirtió, como el resto de candidatos, que no los aceptaba. Las próximas horas y días pueden ser claves para el futuro de este rico, poblado y desventurado país, clave en la estabilidad de la región y nuestro primer abastecedor de gas natural.
 
Para que no faltara nada en esta comedia que puede transformarse en melodrama, el presidente francés Jacques Chirac envió un telegrama a su gran amigo Buteflika felicitándolo por su victoria apabullante, muy parecida por cierto a la que obtuvo él mismo hace dos años cuando gritó que venía la extrema derecha y convenció a sus crédulos ciudadanos que le votaran. Era mentira, por supuesto, pero Chirac sigue ahí haciendo de las suyas y ahí seguirá hasta el 2007. Dios los da y ellos se juntan.

En Internacional

    0
    comentarios