Menú
Alberto Míguez

Entre Tarifa y Barbate

Basta que no sople viento y la mar esté en calma para que las costas entre Tarifa y Barbate se conviertan en una imitación del desembarco de Normandía, pero esta vez protagonizado por moros y morenos.

El Gobierno español tiene enormes responsabilidades en esta renovada invasión, desde luego. Pero mayores responsabilidades tiene desde luego el gobierno marroquí. ¿Habrá que repetir hasta la saciedad de nuevo que estas “pateras” salen de Marruecos, están tripuladas por marroquíes, “cargan” marroquíes o subsaharianos que pagan su “pasaje” en Marruecos, y las controla una red mafiosa instalada en Marruecos?

El Gobierno de Rabat ha dado hasta ahora la callada por respuesta siempre y cuando se le pidió que tomara medidas para impedir que desde su territorio se organizara este mercado de carne humana. Ahora la estrategia ha cambiado y el Gobierno marroquí pide a la Unión Europea que le ayude a controlar el acceso a su territorio de ¡subsaharianos! Pero de acabar de una vez con las mafias de la droga y las pateras –que muchas veces son las mismas– nada de nada.

Siempre me costó trabajo entender el tono mortecino y vencido de los sucesivos gobiernos españoles cuando se trata de exigir al amable vecino del Sur responsabilidades por asuntos que afectan a la vida política y social española.

Durante la larga crisis pesquera –que todavía dura– se puso de manifiesto por parte marroquí que no había el más mínimo interés en mantener unas relaciones estables y mutuamente beneficiosas y que cualquier pretexto servía para dar leña al español “colonialista”.

La impresión de que las relaciones hispano-marroquíes se procesan según el principio desigual de que uno paga, otro recibe y, además, escupe en la mano del donante se confirma cuando, como hace unas horas, las playas de la provincia de Cádiz se pueblan de fantasmas. Algún día alguien tendrá que tomar cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde.

En Opinión