Menú
Alberto Míguez

Militares “leales” y oficiales rebeldes

Que los espadones y gorilas venezolanos favorables a la satrapía extravagante del coronel Hugo Chavez aseguren que están dispuestos a defender la “legalidad democrática” en contra de quienes –civiles o militares– intentan, dicen, perturbarla, constituye una asombrosa prueba de cinismo y caradura. Que la siempre intempestiva e inútil OEA (Organización de Estados Americanos) y su inefable secretario general, metan la cuchara en la sopa “bolivariana” para supuestamente evitar un enfrentamiento civil demuestra una vez más que la organización panamericana no sabe por dónde anda y a dónde va.

La única forma de evitar que los venezolanos se enfrenten consiste en eliminar la causa de esta guerra civil larvada o potencial. Y la causa principal se llama Chávez. Fue él quien dividió a los venezolanos implantando un régimen disparatado y vengativo, quien sacó a la calle a sus partidarios armados para cometer todo tipo de delitos y tropelías en total impunidad, quien hermanó a su régimen con el de Fidel Castro, quien abrazó a Sadam Husein y a los ayatolás iraníes para fastidiar a los gringos, quien anima, arma y protege a las guerrillas colombianas para desestabilizar al país vecino y hermano, quien está saqueando y empobreciendo el tejido industrial y financiero nacional. Y quien ha humillado y sometido a las fuerzas armadas nacionales para convertirlas en una banda de brigantes y torturadores. Ésta es la causa y todo lo demás son los efectos.

Los oficiales rebeldes que estos días se la están jugando en pleno centro de Caracas representan la contrapartida de un país literalmente harto de las carantoñas, caprichos y disparates inventados por este patriarca bolivariano y castrista (una contradicción in términis), digno heredero de una estirpe que algunos creían en vías de extinción y que ahora surge con renovado ímpetu. Chávez hace escuela. Fíjense, si no, en la “irresistible ascensión” del coronel Gutiérrez y su Sociedad Patriótica en Ecuador.

En Opinión