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Alberto Míguez

Peras al olmo

Si no fuera porque el asunto es muy serio y afecta a varios millones de personas, la petición del pánfilo ex presidente Carter al tirano caribeño Castro sugiriendo apertura democrática, respeto a los derechos humanos y libertad de asociación y expresión en Cuba parecerían una broma. De mal gusto, pero una broma. Y que aderezara la petición reconociendo que tampoco su país —Estados Unidos— es “correcto” en el respeto a los derechos humanos roza el “sm” (sadomasoquismo) político. Porque precisamente eso es lo que Castro y sus amigos en todo el mundo piensan: que cualquier brutalidad, crimen, tortura o represión se justifica porque en las cárceles del imperio se ejecuta a negros e hispanos. En España también funciona este vil mecanismo compensatorio.

Este Carter ha batido el récord de su propia estupidez. Recordemos su presidencia: cambió al Sha por Jomeini, creó los talibanes en Afganistán para fastidiar a los soviéticos y destruyó el entramado económico de su rico y poderoso país en un par de años. Sólo adrede se pueden hacer tantas tonterías. Ahora vuelve a la carga cuando el mundo respiraba aliviado porque creíamos que se había jubilado. Sugerirle a Castro que promueva libertad, la democracia y el respeto a las derechos humanos cuando precisamente su régimen se basa en su permanente violación, y eso desde hace cuarenta años, es como pedirle peras al olmo. Hace años, en una ocasión similar, el tirano se burló de los carter de turno con estas palabras: “Escucho lo que dicen con la paciencia del santo Job y la sonrisa de la Gioconda”. Mas claro...

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