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Alberto Míguez

Presentación en sociedad

El novísimo presidente de Serbia, Kostunica, aceptó la invitación del gobierno francés para asistir a la cumbre europea de Biarritz. Significativa presencia la de este joven taciturno saludado como el liberador de lo que queda de Yugoslavia, que por cierto es bien poco.

El entusiasmo con que los dirigentes europeos acogieron la llegada de Kostunica sólo se explican por la inquina que guardaban hacia Milosevic. Eso explicaría el torrente de promesas, sobre todo financieras, con que rociaron su ascesis a la presidencia.

Pero conviene que los alegres europeos no se hagan muchas ilusiones en cuanto a la personalidad del nuevo presidente que es un nacionalista ultramontano, partidario de la gran Serbia o de una nación que congregue a “todos los serbios”.

La presentación en sociedad del novísimo puede producir ciertas decepciones: ser demócrata en Serbia no es igual que serlo, por ejemplo, en Suecia. Y la noción que tienen en Madrid sobre la unidad de la nación resulta bastante diferente de la que tienen en Belgrado. De modo que, atentos al parche...