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Alberto Míguez

Serbia-Perú: distantes, pero no distintos

Asombra comprobar las semejanzas de lo sucedido hace unos meses en Perú y lo que, en las últimas horas, está pasando en Serbia. Dos países distantes pero nada distintos en su drama político.

Dos dictadores (Fujimori y Milosevic) intentan eternizarse en el poder –es el destino manifiesto de todos los tiranos- echando mano de todo tipo de triquiñuelas legales y trampas electorales.

Ambos intentan, de paso, aniquilar a sus oponentes (Alejandro Toledo y Vojislav Kostunica) mediante la manipulación del censo, la compra de funcionarios venales, el sometimiento de la Comisión Electoral central y el amedrentamiento de la ciudadanía mediante el crimen, el chantaje, la utilización espúrea de las fuerzas de seguridad y el ejército gracias a sus “hombres de mano” situados en los servicios de inteligencia y la policía. Idéntico escenario, idénticos métodos.

Pese a todo ello, la gente, el pueblo, la ciudadanía se arma de valor y vota. Los resultados son tan apabullantes que, aunque se intenta, el gran pucherazo choca con la dignidad y la vergüenza de algunas personas de honor instaladas en la Comisión Electoral. Mientras tanto, el ejército y la policía patrullan las calles. Y el pueblo se manifiesta, grita, corre, solivianta.

Desde su búnker, el dictador da el asunto como resuelto. Pasa página. Y se equivoca. La edad le traiciona. Sus colaboradores empiezan a criticarlo en voz baja.

La presión internacional, el coraje de una gente que ha perdido el miedo, algunos errores de bulto, obligan a buscar una solución de compromiso, una “tercera vía” entre la dictadura eterna y la transición democrática.

Es la “segunda vuelta” que moralmente constituye una victoria para la oposición democrática emergente, pero que esconde una serie de trampas y señuelos.

Toledo anuncia entonces que no se presenta, que no participa en la farsa.

Kostunica dice más o menos lo mismo.

¿Error mayúsculo? ¿Apuesta peligrosa?- El tiempo lo dirá en el caso de Serbia. El tiempo lo está diciendo ya en el caso de Perú.

Pero ¿quién tiene paciencia para seguir aguantando al Chino y al Nazi tras tantos años de humillaciones, caprichos, brutalidades y corrupción? Es difícil aconsejar prudencia y moderación a quienes han ganado unas elecciones imposibles en condiciones dificilísimas y ven ahora como los sátrapas intentan recuperar la iniciativa.

Hace unos días, Fujimori debió escoger entre el aislamiento internacional absoluto, la guerra civil y el golpe militar. Milosevic es experto en todo esto.

Por eso el margen de maniobra de Kostunica es más reducido que el de Toledo. Y tiene menos tiempo para neutralizar al monstruo.

Continuará…

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