El autócrata Chávez que gobierna o desgobierna Venezuela, parece dispuesto a neutralizar la rebelión cívico-militar que le amenaza, sacando las turbas a la calle. “Sacar las turbas” es un viejo truco populista que usaron Perón, Getulio Vargas, Alán García, Fujimori, Velasco Ibarra, Noriega, los sandinistas y, por supuesto, Fidel Castro. Se trata de sustituir la adhesión popular por el griterío de los sayones subvencionados por el poder. El recurso suele terminar con los oponentes al “comandante en jefe” en la cárcel o el exilio.
En Venezuela las cárceles todavía no han sido habilitadas para encerrar a los demócratas como sucedió en Argentina, Ecuador, Panamá o Nicaragua. Pero las últimas advertencias del presidente Chávez a los medios de prensa y audiovisuales que se le enfrentan, van en esa dirección. La paciencia de la revolución no es infinita, dijo hace meses ya el excomandante golpista.
Excelente indicador del rumbo que está tomando la “revolución bolivariana” serán las medidas “disciplinarias” que la autoridad militar (por supuesto) tomará contra el coronel Pedro Soto y el capitán Pedro Flores. Si los enchironan, será la señal de que, como dicen en Argentina, la “hora de los hornos” está próxima.
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