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Alberto Recarte

El aislamiento

Si se aprueba la nueva Constitución europea, en sustitución de los acuerdos de Niza, España pasará de tener el 11% de los votos en el Consejo europeo a sólo el 8%.

Nos hemos quedado sin amigos en Europa. Por una parte hemos perdido la confianza de los trece países que firmaron con España la carta de apoyo a la política norteamericana de acabar con la dictadura de Sadam Husein y para conseguir la democracia en Irak. Por otro, nuestros supuestos nuevos amigos, Francia y Alemania, y el resto de países de su órbita, al vernos solos, sin el apoyo de Estados Unidos, nos están arrinconando en la Unión Europea.
 
Si se aprueba la nueva Constitución europea, en sustitución de los acuerdos de Niza, España pasará de tener el 11% de los votos en el Consejo europeo a sólo el 8%. Muchas de las decisiones económicas de la Unión Europea, según la nueva Constitución, se decidirán por mayoría cualificada, lo que significa el 55% de los países (con un mínimo de 15) y el 65% de la población; España será irrelevante. Por el contrario, el acuerdo de tres de los cuatro grandes países, Francia, Alemania, Italia y Reino Unido, podrá, por el peso de su población, inclinar la balanza en uno u otro sentido. Por ejemplo, en lo que respecta al reparto de fondos estructurales y de cohesión europeos para la negociación correspondientes al periodo 2013-2020 el voto español no será necesario para llegar a un acuerdo. Y lo mismo ocurrirá con otras 44 competencias europeas, que serán decididas por este tipo de mayoría modificada.
 
La última batalla política del gobierno Aznar fue exigir que fuera necesario contar al menos con el 70% de la población. Alemania y Francia ofrecieron superar el 65% y estaban dispuestos a negociar. Rodríguez Zapatero aceptó, sin negociación, el 65%, provocando primero asombro y después desprecio tanto entre los amigos como entre los enemigos europeos de Estados Unidos.
 

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