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Alberto Recarte

Iberia-Air Europa, un ataque al mercado

Nadie parece haber reparado en que Iberia continúa siendo una compañía pública, en la que el Estado –la SEPI– tiene el 54 por ciento del capital, y que sigue posponiendo su privatización, por una u otra razón, desde hace casi dos años. En estas circunstancias ¿tiene lógica que negocie para adquirir una compañía como Air Europa, privada y competidora? Ninguna, en mi opinión; y máxime porque la razón de la posible compra o fusión son los malos resultados de Air Europa, que parece que no aguanta la tenaza de la competencia y la subida de los precios del queroseno.

Una compañía estatal no puede comprar una compañía competidora en pérdidas. En estas circunstancias falta transparencia e información y sobra posición de monopolio legal.

La situación sería diferente si Iberia estuviera totalmente privatizada y sus acciones se cotizaran en Bolsa. En ese caso podría plantear cualquier operación que considerara positiva para sus intereses, por más que el resultado fuera una fortísima posición de dominio del mercado. La clave, en este caso, sería saber si en ese mercado tienen posibilidad de entrar otros competidores que estuvieran dispuestos a arriesgar su capital.

La dificultad, en cualquiera de los casos, con la compra planteada –desde la pertenencia al Estado o desde la cotización en Bolsa– es qué tiene que hacer la Administración con los slots. Al parecer uno de los objetivos de la compra de Air Europa por Iberia es acaparar slots, para usarlos o para, por cualquier medio, retirarlos del mercado. Con esto último limitaría, de forma contundente, la competencia.

Regular el uso de los slots es responsabilidad directa del Gobierno. Si se permite que la compañía pública Iberia absorba a Air Europa, sin antes decidir qué se va a hacer con los slots que está utilizando, se estará falseando la competencia y se impedirá, en la práctica, la presencia de nuevas compañías que podrían estar dispuestas a pagar por utilizarlos.

En Libre Mercado

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