La izquierda suele reivindicar el "milagro" chino como propio, sin reconocer que se debe, precisamente, a la disminución de la represión policial del Estado sobre el mercado, es decir, a mayor libertad. A la vez, esta izquierda que vive vociferando en defensa de los derechos humanos olvida que en China no hay libertades amplias, al punto que los obispos católicos son encarcelados, a las personas no se les permite algo tan elemental como tener los hijos que quieran y se condenan a muerte 16.000 personas al año.
En 1978, Deng Xiaoping anunció el fin de las ideologías: "no importa si el gato es blanco o negro, sino que cace ratones". Así, el sucesor de Mao, y su adversario más encarnizado, anunció la política de "puertas abiertas", en oposición a la violencia, el oscurantismo y la represión de la Revolución Cultural. Violencia, oscurantismo y represión con la que Fidel Castro continúa demostrando que lo suyo, no es ideología, sino simple tiranía.
El país más poblado (1.300 millones de habitantes) hoy crece en la medida en que respeta al mercado natural. Desde 1978, el ingreso per cápita aumentó siete veces y hoy alcanza 1.090 dólares anuales. Más de 400 millones de personas escaparon de la pobreza extrema. El PIB, de 1 billón de dólares, crecería 9,2% este año, superado el récord de 2003. Tiene 470.000 millones de dólares en reservas, exporta 325.570 millones de dólares y recibe inversiones extranjeras por 57.000 millones de dólares anuales. Es el principal comprador de acero, de petróleo y de soja. En tres años se privatizaron y crearon más de 100.000 empresas. A este ritmo, China sería la segunda economía mundial en 2010 y la primera en 2050.
Los intercambios comerciales de China con América Latina sumaron en 2003 unos 26.800 millones de dólares, 50,4% más que en 2002, lo que representa solo 4,3% del comercio con los países del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico (APEC). Las exportaciones brasileñas a China sumaron 5.700 millones de dólares entre enero y agosto, y las importaciones 2.300 millones de dólares.
El presidente chino, Hu Jintao, inició una gira por América Latina para asistir a la cumbre del APEC en Santiago de Chile, empezando por su principal socio en la región, Brasil, el 11 de noviembre; Argentina del 16 al 18, Chile del 19 al 21 y finalmente a Cuba hasta el 23. Durante la cumbre de la APEC, Chile inicia negociaciones con China para un acuerdo de libre comercio, mientras que Hu Jintao –también secretario general del Partido Comunista chino– se entrevistará con Bush y en La Habana con Fidel Castro que, mintiendo como siempre, asegura inspirarse en el modelo económico chino, mientras que provoca medidas cada vez mas represivas.
La nota tragicómica la dio el gobierno argentino. Días antes hizo trascender un "mega anuncio" que provocaría que a Kirchner "le hicieran un busto junto al General San Martín", ya que China (que en 2003 invirtió 30.000 millones de dólares en todo el mundo) invertiría 20.000 millones de dólares en Argentina, casi lo mismo que el Presupuesto nacional para 2005. Ante el desmentido chino, la administración Kirchner dijo que era una novela inventada por la prensa.
Insólitamente, China quiere que el gobierno estatista de Kirchner la reconozca como economía de mercado, para que se revisen las medidas "antidumping" contra mercaderías procedentes de China, que tiene un costo de mano de obra de entre 0,41 y 0,69 centavos de dólar contra 18,9 dólares en Alemania. Hoy, Argentina considera a China una economía en transición, ya que se estima que los precios de su producción se ven afectados por la intervención estatal.
En fin, sea como fuere, lo cierto es que estas visitas no sirven más que para gastos porque el progreso verdadero lo hace el trabajo de las personas, para lo que el Estado sólo tiene que darles libertad, es decir, dejarlas trabajar.
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Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos Aires.