Menú
Alejandro A. Tagliavini

¿Cuánto cuesta la Unasur?

Está claro que no hace falta la Unasur, porque los pueblos se unen naturalmente si no fuera que los Estados lo impiden con controles migratorios, aduaneros y toda clase de "protecciones" discriminatorias.

La Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), por ahora es un sello de goma al servicio hegemónico del líder natural, Lula, dicen los analistas. Formado por Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana y Surinam, incluye 380 millones de habitantes, 800.000 millones de dólares en PIB y la mayor producción mundial de alimentos.       

El documento fundacional pretende la paulatina fusión del Mercosur y la Comunidad Andina más Surinam y Guyana. Pero mientras que en los bloques comerciales de Asia-Pacífico, que incluye a Chile y prácticamente a Colombia, la Unión Europea y el Nafta las exportaciones entre socios superan el 50% de las totales, en el Mercosur se mantienen en apenas 15%.

 

La reciente cumbre que se realizó en Campana, en la provincia de Buenos Aires, pareció tener como único fin elegir a Kirchner como secretario, porque se trataron temas muy vagos. Álvaro Uribe y Alan García enviaron a sus cancilleres, mientras que el militarista Chávez (subió el sueldo 40% a sus colegas de las fuerzas armadas), aseguró que Unasur tiene que poner de lado la "posición ideológica" de cada uno. Increíble, justo él que es el más conflictivo y el ideólogo más fanático.

 

Pero la pregunta no es tanto cuánto cuesta, que no es poco, sino quién lo paga, básicamente por vía impositiva.     

Los impuestos los pagamos todos, pero cuanto más pobre es una persona, menor capacidad tiene para trasladar esa carga y termina siendo el que más paga. Para pagarlos, un empresario sube precios, baja salarios, deja de invertir demandando menos trabajo o disminuye su alto consumo deprimiendo la demanda, la producción y los salarios. Los de menores recursos sufren la subida de precios y la baja en los salarios, así terminan pagando los impuestos. El estatismo argumenta que ese dinero vuelve a los pobres. Pero parte se pierde por corrupción, otra va a los amigos en forma de subsidios y lo poco que recae sobre los de menores recursos, después de pasar por una tremenda burocracia que absorbe mucho, se malgasta.

El Estado venezolano paga por una cama diaria en un hospital público entre 6 y 9 millones de bolívares, mientras que en los centros privados ese costo varía de 2 a 4 millones, según explica Juan Correa, jefe de cirugía del Hospital Luciani, y aclara que la diferencia de precios obedece a la burocracia y a la "excesiva cantidad de personal". Pero esta ineficiencia, que despilfarra el dinero de los pobres, ocurre en cualquier Estado. Steve Hanke explica que, en Estados Unidos, el Departamento de Asuntos de Veteranos "opera el mayor sistema de servicios de salud del país"; y añade: "El costo de construcción por cama de sus hospitales para ancianos es casi un 290% superior que en los hospitales privados (...) el equipo de administración de construcción tiene 16 veces más empleados por cama que (...) el sector privado, y los proyectos requieren de 3,5 veces más tiempo de construcción que los privados".

Está claro que no hace falta la Unasur, porque los pueblos se unen naturalmente si no fuera que los Estados lo impiden con controles migratorios, aduaneros y toda clase de "protecciones" discriminatorias. En definitiva, los dirigentes, reprimen a sus pueblos para cobrar impuestos, y los empobrecen, para viajar como príncipes a inútiles cumbres, para satisfacer su enfermiza "vocación de poder", de mandar sobre otros.

En Internacional

    0
    comentarios