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Alejandro A. Tagliavini

El intervencionismo produce escasez

De la crisis argentina han surgido fenómenos interesantes: trueque, monedas privadas y “cartoneros”. Ahora es común oír hablar de ''trueque'' y, de hecho, varias decenas de miles de personas intercambian mercadería diariamente a espaldas del Estado. También son cientos los centros comunitarios donde funciona una moneda privada (el "crédito''). Por otro lado, todas las noches los llamados ''cartoneros'' salen literalmente a barrer las calles de toda clase de basura cuya materia pueda ser reciclada para, con el producto de su venta, mantener a sus familias.

Lo que no se dice es que si no existiera el monopolio estatal en la recolección de desperdicios, que hoy tenemos que pagar, la competencia entre empresas privadas no solamente bajaría los costos sino que quizás hasta pagaría a los ciudadanos por llevarse la basura y reciclarla.

Esto viene a cuento porque suele definirse la economía como ''el estudio de la utilización de los recursos escasos''. Y, si los recursos son escasos, sólo queda decidir cómo asignarlos, planteándose una verdadera lucha violenta, de modo de ver quién se queda con lo poco que hay.

Así, en su momento dijeron que cuando se acabara el carbón, la civilización correría el riesgo de desaparecer. Pero apareció el petróleo y se convirtió en una fuente de energía superior. Henry Ford anunció que fabricaría autos para la masa y lo creyeron loco: "¿Para qué quiere el mundo autos fabricados en forma masiva? Si nadie los usa, ni siquiera tenemos rutas". Tres décadas después, algunos ''sabios'' nos advirtieron que las reservas de petróleo durarían apenas 40 años y los gobiernos se apresuraron a tomar medidas. Algunos hasta racionalizaron el consumo, utilizando la violencia coercitiva que los caracteriza. Hoy resulta que, gracias al avance tecnológico que permite extraer a mayores profundidades y la mejor utilización de los derivados, tenemos reservas por lo menos para noventa años más.

¿Cuántos profetizaron sobre la sobrepoblación y el hambre que causaría? ¿Cuántos organismos estatales y paraestatales como la ONU utilizaron tales argumentos para justificar su existencia y políticas de control de la natalidad? En 1850, el 65% de la población de los Estados Unidos se dedicaba a la agricultura. Con la industrialización, dijeron que si continuaba el éxodo del campo a las ciudades caería la producción de alimentos, provocando una hambruna. Hoy, apenas el 3% trabaja la tierra, pero la cantidad de alimentos aumentó y la exportación agrícola de Estados Unidos supera los 70.000 millones de dólares.

La tecnología fortalece a la naturaleza humana, permitiendo salvar grandes males, como la violencia, y obviando las barreras artificiales erigidas por los gobiernos. Está claro, pues, que los recursos y la riqueza son una ''invención'' de la mente humana, de la ciencia y la tecnología; en consecuencia, nunca podrán desaparecer. El impresionante avance científico indica claramente que no es posible planificar el futuro y éste siempre nos sorprenderá. De hecho, hoy parece que la empresa del futuro es la empresa virtual, cuyo capital más importante, si no el único, es el equipo de mentes humanas que la conforman, y donde los bienes materiales (manejados a distancia o por robots) serán secundarios.

De modo que no se trata de deprimirse y pelearse, sino de servir y cooperar voluntariamente para crear abundancia y bienestar. El institucionalismo coercitivo, el estatismo, conforma la opción contraria. Entre otras cosas porque, según un sabio dicho popular, ''la burocracia tiene un problema para cada solución''. Sucede que, en la medida en que los gobiernos hagan uso de la violencia coactiva como método para ''organizar'' la sociedad, en lugar de dejar que naturalmente se desarrolle, en esa medida estarán destruyendo, como lo han hecho hasta ahora. Por eso mismo, a pesar de pertenecer a una humanidad con potencial de recursos ilimitados, existen niños que padecen hambre.

Alejandro A. Tagliavine es miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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