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Alejandro A. Tagliavini

Las pandillas juveniles latinas

El problema ha empeorado tanto que el gobierno considera que las pandillas son una de las amenazas más serias a la seguridad interna, después del terrorismo.

Las pandillas latinas en Estados Unidos surgieron a mediados de los años 80 en Los Ángeles, cuando grupos norteamericanos como los Creeps and Blood comenzaron a atacar a los inmigrantes mexicanos, quienes decidieron crear sus propias pandillas. Tras las guerras de América Central llegaron refugiados y fundaron la famosa y temida Mara Salvatrucha, "salva" por salvadoreños y "trucha" que en su jerga significa "astutos".
 
También conocida como el MS-13, fue formada por salvadoreños que escaparon de la guerra civil en 1980-1992 y por miembros de la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). Luego se convirtió en una organización transnacional, con miembros en EEUU y Centroamérica involucrados en asesinatos, violaciones, secuestros, contrabando de droga y de personas a través de la frontera con México. Sólo en el área metropolitana de Washington, donde tiene unos cinco mil miembros, desde el año 2000 se han vinculado 20 homicidios a pandillas hispanas. Y también encabezaron el levantamiento de South Central de Los Ángeles, en reacción al abuso policial contra Rodney King.
 
Unas 30.000 pandillas con más de 800.000 miembros operan en todo el país, según el Departamento de Justicia. Cerca del 49% de los pandilleros son de origen hispano-latino, 34% son afro-americanos, 10% son blancos no-latinos y 6% son asiáticos. El problema ha empeorado tanto que el gobierno considera que las pandillas son una de las amenazas más serias a la seguridad interna, después del terrorismo.
 
En un intento por erradicarlas, en marzo de 2004, el gobierno lanzo la operación llamada "Escudo Comunal", que luego fue ampliada para enfrentar también a pandillas como Sureños, Latin Kings, Vatos Locos, Mexican Mafia, La Raza Gang, Border Brothers y 18th Street. Desde entonces han arrestado a más de 1.000 pandilleros, de los cuales 120 ya fueron deportados, 600 están en custodia y 80 han recibido órdenes de deportación, especialmente a México, El Salvador, Honduras y Guatemala, mientras que unos 200 enfrentan procesos judiciales e irán a la cárcel antes de ser deportados.
 
El problema es que cuando los deportados llegan a sus países de origen generalmente continúan con las mismas actividades ilícitas. Así, los deportados están llevando a varios países la violencia pandillera reinante en ciudades grandes de EEUU. Según fuentes oficiales, en El Salvador existen unos 10.500 pandilleros, agrupados en su mayoría en la Mara Salvatrucha y la Mara 18, que provocan alrededor de 7 de los 12 asesinatos que en promedio se registran diariamente en el país.
 
El gobierno salvadoreño mantiene desde agosto de 2004 el Plan Súper Mano Dura contra las pandillas, ya que el problema no ha había sido resuelto con el anterior plan Mano Dura que lanzó en julio de 2003.
 
El problema de las pandillas encuentra un excelente caldo de cultivo en la pobreza y desocupación ocasionadas por el estatismo en Latinoamérica, lo cual también provoca la emigración hacia EEUU. Por otra parte, la intervención del Estado norteamericano que impone salarios mínimos, por debajo de los cuales los empresarios no pueden contratar, deja desempleados a inmigrantes no capacitados para ganarse el salario mínimo. Y esa desocupación provoca la expansión de los grupos pandilleros.
 
Son las organizaciones privadas de caridad las que están mostrando los mejores remedios al problema de la marginalidad. Por ejemplo, la arquidiócesis de San Salvador está ofreciendo cursos de formación profesional con el objetivo de rehabilitar a los jóvenes de las temidas pandillas. Según el arzobispo, la parroquia de Calle Real ha tenido éxito en la rehabilitación de una pandilla completa, cuyos miembros fueron entrenados para realizar diversos trabajos.

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