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Alejandro A. Tagliavini

Nuevo presidente sin respaldo popular

Como las encuestas daban una ventaja grande a su contrincante (60% contra el 30%), Carlos Menem renunció a la segunda vuelta electoral. Así, el 25 de mayo asumirá la presidencia el oficialista Néstor Kirchner, quien hasta ahora fue gobernador de la provincia patagónica de Santa Cruz.

Queda la seria duda de si esto es lo que los argentinos quieren. Si Menem no se hubiera presentado en la primera vuelta, la segunda hubiera sido entre Kirchner y Ricardo López Murphy –el candidato de los neoconservadores– quien probablemente hubiera resultado vencedor. Es decir, sin Menem, es probable que la voluntad popular se hubiera volcado en favor del neoconservador y no por el futuro presidente, perteneciente al sector más izquierdista del partido peronista.

En cualquier caso, no ganó el oficialismo sino el rechazo al ex presidente Menem, acusado de frivolidad y corrupción, entre otras cosas. Eso lo comprueba la encuesta publicada por el periódico INFOBAE señalando que 61% de los votantes que votarían por Kirchner estarían en realidad votando contra Menem. Solamente el 16% lo votaría porque pensaba que sería un buen presidente, mientras que 10% lo haría por gustarle el gobierno actual de su mentor, Duhalde, y el 13% restante por otros motivos.

Consecuentemente, el caudal electoral real de Kirchner es de apenas 21%, lo que obtuvo en la primera vuelta, por detrás del 24% de Menem. ¿Podrá gobernar con tan escaso apoyo? "El delfín de Duhalde", según el diario francés Le Monde, llega con una posición débil y dependerá de dirigentes que hoy responden a Duhalde, quien podría seguir gobernando desde las sombras y, eventualmente, derribarlo, como lo hizo con De la Rúa.

Kirchner se presenta como neokeynesiano, defensor de la "industria nacional" y del "equilibrio presupuestario". El discurso de campaña de Kirchner no gustó demasiado en Washington. No tuvo un pronunciamiento formal sobre las relaciones con Estados Unidos, pero deslizó comentarios que causaron malestar. “Quiero tener una relación seria y responsable con el gobierno de los Estados Unidos, pero no tengo miedo del gobierno americano; no me preocupa lo que la embajada estadounidense pueda pensar”, sostuvo.

Sin duda que la especial invitación a Fidel Castro y Hugo Chávez al acto de asunción presidencial da mala impresión, aunque simplemente repite lo que Lula y Gutiérrez pusieron de moda. Además, Duhalde, a pedido de Kirchner, se abstuvo en la reciente votación contra Cuba en las Naciones Unidas, como si los “hobbies” de Castro de encarcelar a inocentes y fusilar a gente que trata de escapar de la isla fueran hechos cotidianos y aceptables para gente civilizada.

Por otra parte, el nombramiento de Lino Gutiérrez como nuevo embajador de Estados Unidos en Argentina parece indicar un nuevo interés en Washington sobre lo que sucede en este país. El embajador Gutiérrez, quien nació en La Habana y llegará a Buenos Aires a fines de junio, desempeñó interinamente el cargo de Subsecretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio occidental y es uno de los especialistas en América Latina más respetados en Washington.

Alejandro Tagliavini es miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).

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