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Alejandro A. Tagliavini

Terroristas de moda

"Así, pues, amigo lector, si su situación económica decae y el estatismo lo asfixia, hágase terrorista. Después de todo, años más, años menos, probablemente acabe siendo ministro y millonario". ¡No me equivoqué!

Todo empezó cuando José Durcieu, ex guerrillero exiliado durante años en Cuba, fue nombrado Jefe del Gabinete de Lula. Luego surgió el presidente Kirchner, hoy millonario y ayer ex miembro del peronismo progresista cercano al terrorismo "montonero". Chávez en Venezuela ampara a guerrilleros de las FARC y recientemente nombró como presidente de Alcasa, la empresa estatal de aluminio, a Carlos Lanz, quien en 1976 secuestró al gerente de Owens Illinois, manteniéndolo encadenado por tres años y medio.
 
Así, mientras que el acomodado y buen burgués ministro de Relaciones Exteriores de Kirchner –quién "no puede decir que en Cuba se violen los derechos humanos"– pertenecía a la banda terrorista Montoneros, su gobierno envía gran cantidad de fondos en "publicidad oficial" al diario "Página 12", donde escribe Horacio Verbitsky, hoy acomodado burgués, ayer dirigente de la banda terrorista Montoneros. Entretanto, se sospecha que la triple frontera de Argentina, Paraguay y Brasil se ha convertido en centro de ayuda a terroristas.
 
Recuerdo que escribí una columna titulada "Terrorista, millonario y ministro", donde concluía "Así, pues, amigo lector, si su situación económica decae y el estatismo lo asfixia, hágase terrorista. Después de todo, años más, años menos, probablemente acabe siendo ministro y millonario". ¡No me equivoqué!
 
Ahora en Uruguay varios "ex" terroristas se han acomodado muy bien. Un miembro de la banda terrorista Tupamaros hoy está al frente del Ministerio de Trabajo. El senador José Mujica, otro tupamaro, es el nuevo ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca. También otro "ex" guerrillero, Ernesto Agazzi, será el subsecretario de Ganadería.
 
Un intelectual de renombre internacional escribió que, en rigor, los terroristas no son más que burgueses fracasados y despreciados que por resentimiento tratan desesperadamente de mantener la atención de sus pares con ese tipo de acciones extremas. Acciones que, por cierto, han sido muy bien presentadas por los "románticos" idealistas cuando, en realidad, respondían a sórdidos negocios de dinero y poder como el narcotráfico que financia a las FARC colombianas. Y la verdad es que una vez conocido el entorno de mi compatriota Ernesto "Che" Guevara, la tesis me resulta familiar.
 
El economista Alan B. Krueger escribió que, al menos en el Oriente Medio, los terroristas no pertenecen a los estratos sociales más bajos. Según Claude Berrebi, experto en terrorismo de la Rand Corporation, sólo el 13% de los suicidas palestinos (los hombres-bomba) pertenece a familias pobres. Asimismo, un 57% de los hombres-bomba hizo estudios posteriores a la escuela secundaria, comparado con el 15% de la población general del mismo rango de edad. Esta evidencia se encuentra también en otros grupos violentos del Oriente Medio y de América Latina. Los terroristas a menudo salen de las elites sociales y no de los desheredados de la fortuna.
 
Ya en 1958, el científico político Daniel Lerner argumentaba que "los datos evidencian que es falsa la creencia común de que los extremistas son simples desposeídos". Krueger analizó datos del Departamento de Estado acerca de destacados incidentes terroristas internacionales, encontrando que hay más terroristas provenientes de países empobrecidos que de países ricos. Pero si se toma en cuenta la falta de libertades civiles del país, la situación económica personal no tiene ninguna relación con la participación en actos de violencia. En otras palabras, donde las personas pueden desarrollarse plenamente, no se inclinan por el terrorismo, cosa que sí hacen los ciudadanos que ven sucumbir su situación, sin que el Estado les permita recuperarse.
 
De hecho, ningún otro factor -por ejemplo, el analfabetismo, la mortalidad infantil, las divisiones territoriales, religiosas o étnicas- son factores que inciden en la tendencia a participar en actividades de grupos violentos. Solamente la falta de libertades civiles. Así, países que económicamente son relativamente ricos, pero con bajo nivel de libertades civiles, han generado más terroristas. Mientras que países menos ricos, pero con larga tradición de respeto por las libertades civiles, son menos propensos a producir terroristas.
 
© AIPE
 
Alejandro A. Tagliavini es miembro del Departamento de Investigaciones de la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas (ESEADE) de Buenos Aires.

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