El carísimo proyecto socialista
Cuando se lee el documento completo "Educar ciudadanos: una tarea de todos", que el Parido Socialista ha presentado como alternativa a la Ley de Calidad se hace evidente que, o bien han perdido el sentido común, si es que aún lo tenían, o bien no confían en recuperar ya nunca la confianza del electorado español.
El escolar que acude a un centro público está suponiendo al estado, como media, unas 600.000 pesetas al año. Si se aplicaran las propuestas del PSOE, es decir, si se ampliara la oferta de plazas para los niños de 0 a 3 años en un 25% con maestros especialistas, si se ofrecieran cuatro horas más de clase semanales, si se redujeran a 15 los alumnos por aula, si se duplicara el número de profesores por grupo, si se financiara en su totalidad la enseñanza concertada (en la que actualmente el escolar supone al estado unas 300.000 pesetas anuales), si se redujera el horario de los profesores mayores de 55 años en un 25%, si se jubilara anticipadamente a quien quisiera, si se multiplicaran los cursos de formación de profesores, si se contrataran profesores nativos para atender a la “diversidad cultural”, si se dieran permisos temporales y reducciones de jornada a los padres de los niños que suspenden y se regalara a cada familia un ordenador con conexión a los centros gratuita por internet, entonces, puede que esas 600.000 pesetas se convirtieran en 2 o 3 millones, más de lo que se paga en el más caro de los colegios privados. Posiblemente en ese caso el estado se declararía en bancarrota y acabaríamos todos en perpetua manifestación “cacerolista” como nuestros queridos amigos de Argentina.
Pero es que el POSE cree y hace creer a la población que el dinero que recauda el estado pertenece al gobierno. Así al menos se desprende de las palabras que utiliza cuando, en su documento, critica la postura del actual ministerio de Educación: “La propuesta ministerial hace una continua apelación a la cultura del esfuerzo. Curiosamente, ese llamamiento va siempre dirigido a los alumnos. Ni una palabra en relación con el esfuerzo que el Gobierno debe hacer, en forma de incremento de profesorado y de recursos materiales, para mejorar la educación en España.” Por otra parte, esta tendencia socialista a considerar propiedad del que manda lo que pertenece a los trabajadores la pudimos, desgraciadamente, comprobar cuando sus dirigentes estaban en el poder y no tuvieron recato alguno en meter la mano en el cajón cada vez que el sueldo no les llegaba para acabar el mes o querían darse algún capricho especial.
Más gracioso, si es que todavía queremos conservar el humor, es el apartado en el que el PSOE expone su proyecto de reformar su reforma. Se titula "Una Educación de Calidad para todos: Aprender a emprender" y considera que la sociedad del 2002 no es la de 1990 y que por lo tanto es preciso hacer ciertas correcciones a los objetivos educativos fijados en la LOGSE. Donde antes se decía que el alumno debería aprender a hacer, se deberá decir aprender a conocer, donde se hablaba de enseñanza para toda la vida se deberá hablar de enseñanza durante toda la vida, y, en fin, lo que antes era aprender a ser, deberá en el futuro convertirse en aprender a emprender, a cambiar y a innovar. Parecen querer decir que si su reforma logsista buscaba la construcción de un hombre nuevo su superreforma deberá hacer de ese hombre nuevo un tipo emprendedor, creativo e innovador.
Cuando se lee el documento completo "Educar ciudadanos: una tarea de todos", que el Parido Socialista ha presentado como alternativa a la Ley de Calidad se hace evidente que, o bien han perdido el sentido común, si es que aún lo tenían, o bien no confían en recuperar ya nunca la confianza del electorado español.
El escolar que acude a un centro público está suponiendo al estado, como media, unas 600.000 pesetas al año. Si se aplicaran las propuestas del PSOE, es decir, si se ampliara la oferta de plazas para los niños de 0 a 3 años en un 25% con maestros especialistas, si se ofrecieran cuatro horas más de clase semanales, si se redujeran a 15 los alumnos por aula, si se duplicara el número de profesores por grupo, si se financiara en su totalidad la enseñanza concertada (en la que actualmente el escolar supone al estado unas 300.000 pesetas anuales), si se redujera el horario de los profesores mayores de 55 años en un 25%, si se jubilara anticipadamente a quien quisiera, si se multiplicaran los cursos de formación de profesores, si se contrataran profesores nativos para atender a la “diversidad cultural”, si se dieran permisos temporales y reducciones de jornada a los padres de los niños que suspenden y se regalara a cada familia un ordenador con conexión a los centros gratuita por internet, entonces, puede que esas 600.000 pesetas se convirtieran en 2 o 3 millones, más de lo que se paga en el más caro de los colegios privados. Posiblemente en ese caso el estado se declararía en bancarrota y acabaríamos todos en perpetua manifestación “cacerolista” como nuestros queridos amigos de Argentina.
Pero es que el POSE cree y hace creer a la población que el dinero que recauda el estado pertenece al gobierno. Así al menos se desprende de las palabras que utiliza cuando, en su documento, critica la postura del actual ministerio de Educación: “La propuesta ministerial hace una continua apelación a la cultura del esfuerzo. Curiosamente, ese llamamiento va siempre dirigido a los alumnos. Ni una palabra en relación con el esfuerzo que el Gobierno debe hacer, en forma de incremento de profesorado y de recursos materiales, para mejorar la educación en España.” Por otra parte, esta tendencia socialista a considerar propiedad del que manda lo que pertenece a los trabajadores la pudimos, desgraciadamente, comprobar cuando sus dirigentes estaban en el poder y no tuvieron recato alguno en meter la mano en el cajón cada vez que el sueldo no les llegaba para acabar el mes o querían darse algún capricho especial.
Más gracioso, si es que todavía queremos conservar el humor, es el apartado en el que el PSOE expone su proyecto de reformar su reforma. Se titula "Una Educación de Calidad para todos: Aprender a emprender" y considera que la sociedad del 2002 no es la de 1990 y que por lo tanto es preciso hacer ciertas correcciones a los objetivos educativos fijados en la LOGSE. Donde antes se decía que el alumno debería aprender a hacer, se deberá decir aprender a conocer, donde se hablaba de enseñanza para toda la vida se deberá hablar de enseñanza durante toda la vida, y, en fin, lo que antes era aprender a ser, deberá en el futuro convertirse en aprender a emprender, a cambiar y a innovar. Parecen querer decir que si su reforma logsista buscaba la construcción de un hombre nuevo su superreforma deberá hacer de ese hombre nuevo un tipo emprendedor, creativo e innovador.