Javier Tusell pide a los profesores universitarios que se adhieran al manifiesto anti LOU (Ley Orgánica de Universidades) que desde hace unos días aparece, encabezado por él, en una página de internet. Tusell no ofrece alternativa ninguna, simplemente parece quejarse de que el proyecto de la nueva ley no haya tenido en cuenta su opinión. Una opinión que él describe como “valioso punto de partida”, y que supone apoyada por un amplio número de profesores universitarios, que “desde hace ya mucho tiempo” saben lo que hay que hacer para modernizar la Universidad Española.
El problema de Tussell, como el de los rectores y profesores universitarios contrarios al proyecto de Pilar del Castillo es que se confunden de diagnóstico. Dicen que la LRU se ha quedado simplemente anticuada, que ha “agotado su ciclo histórico”, pero nunca admiten que ha sido la causante de gran parte de los males que sufre ahora nuestra Universidad. Nunca se les ha oído pedir explicaciones al Partido Socialista por la precipitada elaboración de su Ley de Reforma de la Universidad, una ley que resolvía el futuro profesional de aquel primer gobierno del PSOE, que empezó siendo de “penenes” y acabó lleno de catedráticos.
Quizás Tussell y los firmantes de su manifiesto también debían explicar, a la sociedad en general, y a la comunidad universitaria en particular, las razones que llevaron a las autoridades académicas a la elaboración de unos irracionales planes de estudio que han convertido muchas aulas universitarias en simples salas de conferencias donde multitud de nuevos profesores titulares leen sus tesis doctorales a unos estudiantes dócilmente adormecidos.
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