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Alicia Delibes

El síndrome de “Cuéntame”

Por lo visto, el último jueves, la serie televisiva Cuéntame cómo pasó batió su propio récord de audiencia. Debo reconocer mi aportación a ese gran triunfo mediático de la familia Alcántara, pues, aunque no permanezca demasiado atenta a la pantalla, sí que la miro de refilón y, más o menos, estoy al tanto de las aventuras de ese que hoy nos parece trasnochado progre que es Tony, de los amoríos de su hermana la actriz, de las modistillas que cosen en la tienda de su madre, de las trastadas del hermano pequeño y de la gran estafa inmobiliaria en la que el cretino de su padre se está dejando enredar por el desaprensivo D. Pablo.

Aunque casi todos los personajes de la serie me producen cierta vergüenza ajena, ninguno me causa tanta irritación como el que encarna Imanol Arias. Ese honesto padre de familia, tan trabajador, tan convencido él de que es un hombre bueno, resulta sin duda el perfecto tonto útil para cualquier “especulador sin escrúpulos”.

Cuando una de estas mañanas escuché a López Aguilar explicar en la cadena COPE el porqué de la querella presentada por el PSOE contra los diputados díscolos y sus presuntos pervertidores me vinieron a la cabeza el lelo del señor Alcántara y su malvado jefe. Y es que lo que López Aguilar vino a decir es que los constructores, especuladores desaprensivos del suelo que, por supuesto, son siempre de derechas, habían extendido tanto su maldad por toda nuestra sociedad que hasta los socialistas se habían corrompido. Cuando le oí pensé que en estos chicos de Zapatero ha debido de calar muy hondo el mensaje de “Cuéntame” y por eso se muestran tan convencidos de que la derecha es especuladora, fascista y sin principios como Don Pablo, y de que cualquier individuo que se considere bueno, honesto y trabajador necesariamente es de izquierdas.

Así que, mientras su serie favorita triunfa en la pantalla, ellos repiten todos los días el mismo rollo a la espera de que alguno de los dardos que lanzan al azar consiga en algún momento hacer un buen blanco: un especulador que sea al tiempo un gran jefazo del PP.

Pero tanta estúpida y falsa inocencia, tanto lacrimeo y tanta incapacidad empieza a irritar a la izquierda más ladina que teme las repercusiones que todo este embrollo tendrá en las próximas elecciones generales.

Santos Juliá, desde las páginas dominicales de El País, ha pedido este fin de semana a la dirección federal del PSOE que se deje ya de exprimir la inocencia de sus muchachos y asuma la responsabilidad de su ineficacia. “Si –escribe el columnista de PRISA– las próximas listas vuelven a estar confeccionadas por los mismos que, según confesión propia, sabían que dos de los incluidos en la de Madrid eran unos ‘corruptos’ y ‘golpistas’, entonces apaga y vámonos. Este equipo dirigente, que ha sacado ya todo el petróleo posible a la inocencia y a la imagen, habrá iniciado su marcha hacia la ruina, y el PP, con todas sus tramas, se habrá afincado en el poder por otra larga temporada”.


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