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Alicia Delibes

Escuelas "inclusivas"

El lunes pasado el diario “El País” en sus páginas de educación lanzaba una nueva ofensiva contra el sentido común de los que piensan que los escolares no deben estar revueltos en las aulas hasta los 16 años. Entre otros artículos, el de un profesor de Psicología y Ciencias de la Educación, Climent Giné, resalta por su fervor en la defensa de la “comprensividad”. Termina con la siguiente cita de un psicólogo G. Porter que, según parece, es experto en escuelas “inclusivas”: “La escuela segregadora no es compatible con una sociedad democrática”

Pues bien, parece ser que Climent Giné y toda la corte de “expertos” en educación “comprensiva”, entienden por escuela segregadora la que separa a los chicos, a partir de los 14 años, en distintos grupos según sus distintas capacidades e intereses. Hasta tal punto ha llegado la demencia educativa que se discute sobre asuntos tan elementales como si es o no “moralmente” aceptable decir a un adolescente que no quiere estudiar matemáticas que se meta en la clase A y al que sí quiere que se meta en la clase B, al que quiere jugar al fútbol que se vaya con el profesor Pérez y al que quiere tocarse las narices que no vaya con Pérez porque entonces fastidiará el partido. La escuela ideal de Giné semeja al salón de una terapia de grupo y el instituto por él descrito un centro de experimentación de nuevas terapias psicológicas

Hace unos años, en la Escuela Europea de Luxemburgo, un adolescente de 16 años que mostraba ciertos síntomas de desequilibrio mental organizó tal follón, en un curso de no más de 15 alumnos de secundaria, que la relación entre profesores y alumnos se hizo insostenible. Al chico en cuestión se le formó un consejo de disciplina al que tuve que acudir como profesora del muchacho. Expuse, ante el director de la Escuela, el jefe de estudios y los profesores asistentes, mi convicción de que el joven no andaba en sus cabales. Mi intervención fue definitiva, el director de la Escuela se levantó y, mostrando un montón de folios, tranquilamente me dijo: “esto es una escuela no un psiquiátrico, si el chico está desequilibrado haga entrega a sus padres de alguno de estos currícula vitae de psicólogos españoles que buscan trabajo en Luxemburgo”

No sé si Giné se referirá a alguna de estas experiencias cuando habla de las que se han hecho en algunos países extranjeros en orden a la “atención a la diversidad”. Lo que yo puedo asegurar es que cuando el muchacho fue expulsado el grupo recobró la normalidad.

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